Hoy te vamos a hablar de uno de esos récords de los cuales no nos hacen sentir en absoluto orgullosos, pero no por ello no vamos a hacernos eco aquí. El protagonista de la historia de hoy que te vamos a contar es Ed Bolian, un joven cuyo sueño era batir el récord de costa a costa en EEUU a bordo de un coche. Naturalmente, para batir dicho récord (que estaba establecido anteriormente en 2006 por Alex Roy y David Maher en 2006 con un MBW M5 y que les llevó 31 horas y 4 minutos), hay que quebrantar todo tipo de leyes.
La historia viene de lejos, todo comenzó cuando empezó en 2009 a trabajar en Atlanta para Lamborghini, cuando para batir el récord estudió cómo poder hacerlo, y todas los contratiempos con los que podía cruzarse que le impidieran batir su récord. Para ello debía investigar desde cómo preparar su coche para una travesía de este tipo, hasta las mejores rutas para hacerlo o los patrones de tráfico.
Una temeridad por la que quedará impune: ya ha preescrito
Para batir el récord optó por un Mercedes CL55 AMG cuyo odómetro marcaba casi los 200.000 km. Para hacer el menor número de paradas posibles, decidió instalar dos tanques adicionales en el maletero que añadían 100 litros adicionales, a los 104,6 litros que ya permitía almacenar el coche de combustible. De esta forma, aumentaba considerablemente su autonomía. Sin embargo, esta modificación hizo que la rueda de repuesto se traslada a los asientos posteriores, ante la falta de espacio en el maletero.
Pero naturalmente, no era la única modificación con la que contaba. El principal problema a la hora de batir un récord así, es la policía, por las numerosas leyes que se quebrantan. Es por ello, que instaló escánares de policía, navegadores GPS, cargadores de teléfonos y tablets, tentempiés para picar a bordo, dos inhibridores de láser y tres detectores de radar. En total, nada menos que 9.000 dólares en modificaciones.
Finalmente, logró su objetivo recorriendo las 2.803 millas (4.510 kilómetros) en un tiempo total de 28 horas, 50 minutos y 30 segundos. La velocidad media fue de 158 km/h (bastante elevada, si tenemos en cuenta las horas a bordo), logrando una velocidad máxima de 254 km/h. Durante el recorrido, contó además con dos acompañantes, un cliente del concesionario de Lamborghini en Atlante, y otro pasajero más de acompañante.
Si analizamos la ‘hazaña’ objetivamente, podemos calificarla como una aunténtica irresponsabilidad que se ha podido permitir únicamente por el hecho de contar con una cómoda posición económica, y pocas o nulas luces. Y que aún, pese a todo, debe dar gracias de que no haya ocurrido ningún incidente grave, que haya supuesto un daño para otros conductores de la vía.
Vía: Jalopnik
