Aunque hasta la fecha, los diferentes percances que han tenido los coches autónomos de Google no habían registrado heridos, desde el pasado 1 de Julio cambia la estadística. Pero contrariamente a lo que cabría pensar, se debe a un error humano por parte de terceros, y no al coche ni al software que lo controla en sí.
Y es que, el accidente sucedido fue culpa de otro vehículo, algo en lo que Google vuelve a insistir: que en todos los accidentes ocurridos hasta la fecha la culpa la ha tenido siempre el otro vehículo conducido por un humano.
En esta ocasión, el accidente sucedió de la siguiente manera: uno de los Lexus R450h autónomos (cuentan con varias docenas en su parque automovilístico) dotados de todos los sensores y equipo de Google estaba parado en una intersección aún teniendo el otro semáforo en verde, debido a que en el otro lado de la calle había coches parados, por lo que para evitar detenerse en medio de la intersección, el sistema de conducción autónoma tomó la decisión de quedarse detenido ahí.
Fue en ese momento cuando un coche vino por detrás y colisionó contra él a una velocidad de 27 kilómetros por hora, generando desperfectos materiales en ambos coches y además en el caso del coche de Google, en el que viajaban tres personas, debido a la colisión por alcance, sufrieron heridas leves en el cuello. A continuación puedes ver un vídeo donde se relata mejor lo sucedido:
Desde Google, por su parte, se muestran algo decepcionados por el hecho de todos los accidentes que han sucedido hasta la fecha hayan sido en la mayoría de casos por despistes de otros conductores, aunque evidentemente, es preferible eso a que los accidentes del coche de Google sucedan por culpa de errores en el desarrollo de su software.