Kia quiere seguir apostando por los motores diésel de manera firme, sin embargo, no es algo nada sencillo debido a las cada vez más restrictivas normativas anticontaminación. Por ello, en el Kia Sportage 2018 se han decantado por una solución que seguramente veamos adoptar también en un futuro a más fabricantes no sólo en sus propulsores gasolina.
Se trata de una hibridación ‘blanda’ de su motor diésel de 2 litros, que ahora, asociado a un generador de 48 voltios logra conseguir una reducción del consumo del 4% de acuerdo al ciclo de homologación WLTP (mucho más fidedigno). Esto se consigue gracias al motor eléctrico que juega un papel de generador y motor de arranque, logrando de esta forma ofrecer apoyo a algunos sistemas del vehículo (dirección, servofreno) además de ofrecer apoyo en aceleraciones, suponiendo menos esfuerzo para el motor térmico.
Por su parte, el motor 1.7 CRDi que conocemos también en la gama será suprimido y reemplazado en su lugar por un 1.6 con potencias de 115 y 136 CV, pudiendo ir este último asociado a una caja de cambios automática de doble embrague.
También cambian en esta puesta al día los paragolpes, además de recibir nuevos diseños de llantas en las medidas de 16, 17 y 19 pulgadas. La carta de colores se actualiza con cinco nuevas opciones y podremos equiparlo con nuevas opciones como protectores metálicos en los bajos o estribos cromados.
En caso de optar por la versión de aspecto deportivo GT-Line, la calandra delantera pasará a ir pintada de color brillante y recibirá inserciones en cromo oscuro tanto en el portón trasero como en los estribos, mientras que sus llantas serán de 19 pulgadas además de contar con salidas de escape dobles.
Encontraremos además los sistemas de asistencia a la conducción más populares, tales como el control de crucero adaptativo, el Driver Attention Warning que actúa como detector de factiga o el Around View Monitor que es una cámara de visión cenital.