Hablar del Tesla Model X no es sencillo. No es un coche que a simple vista tenga rivales claros y directos en el mercado, porque es un crossover urbano que escapa a todas las leyes del mercado actual, igual que ocurre con el Model S. El fabricante norteamericano Tesla Motors y Elon Musk, CEO, tienen entre manos un proyecto portentoso y tremendo. Y va a llegar al mercado.
Con el Model S aterrizando en Europa, desde Tesla confirman que en sólo unos meses comenzarán a rodar los primeros prototipos de producción, es decir, las primeras unidades finalizadas y que alcanzan el estado de producción final, a falta de pequeños retoques o mejoras puntuales. Yendo más allá, la producción y aterrizaje en el mercado tanto norteamericano como europeo, queda fijado para la próxima primavera.
El éxito está predestinado
Al igual que la berlina, el Model X es totalmente eléctrico y cumple con los estereotipos y dinamismo de un crossover urbano de estas características. Es igual en cuanto a funcionalidad y capacidades dinámicas que cualquiera de los rivales potenciales, pero la mecánica es muy distinta… prescindiendo de cualquier motor de combustión interna. Esto no lleva al comienzo de una revolución que ya estuvo marcada con el Tesla Roadster, y que ahora es relevado por dos coches mucho más funcionales y más accesibles al público.
Es impresionante las cifras de aceleración que presentará el modelo final, muy similares a las del prototipo. La versión más potente -que no es mucho más que el básico- acelerará de 0 a 100 kilómetros por hora en 4.4 segundos, y sin utilizar gasolina… funcionando con un motor y un grupo reductor en el eje trasero, y un pack de baterías que pueden ser de 60 u 85 Kw/h. La autonomía, por otra parte, será de hasta 480 kilómetros. Visto de esta manera, podemos denominar al Model X como un SUV de 7 plazas, con prestaciones puras de deportivo que a simple vista, están un paso por delante de otros como el BMW X6 M, al menos en aceleración desde parado. ¿Pero qué más se puede pedir?