Sin salir de nuestro país, no son pocos los casos de intentos de estafa al seguro quemando el coche o simulando un robo del mismo, especialmente, durante el primer o dos primeros años que es donde mejor paga el seguro y donde mayor depreciación tiene en el mercado de segunda mano.
Rebobinemos ahora la cinta. Año 2009. Un día, nos despertamos con la noticia de un Bugatti Veyron que había caído a un lago en unas circunstancias muy extrañas. La estampa de ver un coche de más de un millón de euros con el agua dañando todos sus circuitos electrónicos, además de su motor, era dantesca.
Dicha unidad, estaba asegurada con la compañía Philadelphia Insurance por un valor de 2,2 millones de dólares, cuando el coche costó 1 millón. Andy House, el propietario del mismo, inició los trámites para que el seguro le abonara el importe por el cual estaba asegurado.
Sin embargo, da la casualidad de que en el momento exacto del accidente, otros conductores le filmaron en vídeo. Andy alegó que dicho accidente sucedió por un pelícano que iba volando a baja altura y que esquivó con tan mala suerte de acabar con ese final, pero tal y como se puede apreciar en el vídeo, no aparece ningún pájaro. Posteriormente, declaró que es que se le había caído el móvil al suelo. Tras la investigación por parte de la aseguradora, y al comprobar la incoherencia en las múltiples versiones aportadas por su propietario, junto con las pruebas aportadas por otras personas se ha llegado a la conclusión de que se trata de un intento de estafa al seguro para llevarse el dinero calentito.
Evidentemente, Andy ahora no se va a ir de rositas, ya que debido a este suceso se enfrenta a una pena de cárcel de hasta 20 años. Y, para colmo, se ha quedado con un Veyron inservible…
Vía: Jalopnik
