El Audi RS6 es un coche increíble en todos los sentidos: te permite disfrutar de una capacidad de carga sin parangón pero con una potencia y eficacia digna de un deportivo de altas prestaciones. Además, aunque la estética de serie ya de por sí resulta imponente, unidades como la de Jon Olsson (tristemente, ya desaparecida) nos han demostrado que es un coche también muy agradecido con las modificaciones estéticas si se realizan adecuadamente.
Pero no sólo su estética es agradecida para ser modificada, también su V8 TFSI de 4 litros sobrealimentados por dos turbos. ABT ya nos demostró hace tiempo que se podía superar sin muchos problemas la barrera de los 700 CV en él. Y es Litchfield quien lo hace en esta ocasión.
Eso sí, el flujo de trabajo es ligeramente diferente, pero no difiere mucho por otra parte de las modificaciones habituales que encontramos en motores sobrealimentados para lograr sacarles chicha. La admisión de casa se ha reemplazado por otra realizada a medida con una caja en fibra de carbono, además de un escape de Akrapovic con tuberías de 90 mm de diámetro que sustituyen a los catalizadores de fábrica. Las ventajas que ofrece este escape, son, además de una rebaja de 8 kilogramos de peso, una mejora notable en el sonido que emana a través de ellos. Y obviamente, acompañado de una reprogramación de la centralita: sí, así de sencillo.
La parte que transmite la potencia al suelo también ha sido ligeramente retocada con una suspensión ligeramente retarada, neumáticos Michelin Pilot Supersport además de unos latiguillos de freno metálicos de la marca Goodridge, bastante conocidos entre aquellos que acostumbramos a sustituir el sistema de latiguillos de nuestro coche.
