Jeep se está tomando la electrificación de su gama muy en serio y recientemente hemos podido acudir a un evento donde nos han mostrado su actual gama de modelos electrificados. Actualmente, su gama de modelos consta de los 4xe y e-hybrid, dependiendo del modelo y a falta de que llegue el primer modelo 100% eléctrico de la marca pensado para el mercado europeo, el Avenger, que lo veremos en los concesionarios en los próximos meses.
La firma espera para el año 2025 contar con cuatro modelos 100% eléctricos en Europa, y para 2030, que toda su gama europea sea 100% eléctrica, por tanto, todos estos movimientos van encaminados a llevar a cabo esa transición en la que actualmente se encuentran.
Pero… ¿cuál es la diferencia entre modelos 4xe y e-hybrid? actualmente, en algunos de sus modelos como el Renegade y Compass encontramos que disponen de ambas opciones, sin embargo, otros como el Grand Cherokee o Wrangler cuentan sólo con variantes 4xe.
En el caso de los e-hybrid, se trata de una microhibridación que consta de una batería de 0,8 kWh de capacidad para alimentar al sistema eléctrico y que se encuentra instalada en el piso, bajo los asientos delanteros. El motor, en ambos casos, es un 4 cilindros turbo de 1.5 litros y 130 CV, apoyándose en dos motores eléctricos, uno de 15 kW que mueve el vehículo a baja velocidad y otro que sirve de transición entre ambos. La etiqueta asignada es la ECO de la DGT.
Si ya vamos a los 4xe, encontramos una configuración híbrida enchufable en potencias de 190 y 240 CV para los Compass y Renegade, basándose en el motor turbo gasolina de 1.3 litros con potencias de 130 y 180 CV, a los que hay que sumar los 60 CV del motor eléctrico. La autonomía eléctrica oscila entre los 47 y 49 kilómetros de acuerdo al ciclo WLTP para ambos modelos, con una velocidad máxima de 130 km/h en este modo. También es común la batería de 11,4 kWh ubicada bajo los asientos traseros y en el suelo, por lo que encontramos la misma habitabilidad de las versiones de combustión. Jeep asegura poder cargar por completo la batería en una toma doméstica de 2,3 kW en menos de cinco horas y en un wallbox de 7,4 kW en una hora y cuarenta minutos. Todos ellos cuentan con la etiqueta CERO de la DGT.
Y finalmente nos encontramos el Wrangler, disponible sólo con el sistema 4xe y que emplea una configuración para el sistema de tracción diferente al resto de la gama, no prescindiendo de los dos ejes rígidos, reductora o el control de descenso en pendientes. Ofrece una autonomía eléctrica de 45 kilómetros, una potencia total combinada de 381 CV (gracias a la combinación de un motor eléctrico de 63 CV que sustituye al alternador, otro eléctrico de 145 CV que conforma la transmisión ZF de ocho velocidades y finalmente el motor turbo gasolina de 2.0 litros y 272 CV) y la gran diferencia en este caso respecto al resto de la gama electrificada reside en que aquí el sistema de tracción total sí que tiene conexión física entre ambos ejes, mientras que en el resto no. La batería (instalada también en la segunda fila de asientos, por lo que no afecta a su habitabilidad ni capacidad de maletero) tiene una capacidad de 17,3 kWh de capacidad bruta y se puede cargar en 2,5 horas a una potencia de 7,4 kW, mientras que en una toma de 3 kW necesitaremos de 6,5 horas.
En el caso del Wrangler, sorprende su capacidad de aceleración aún con sus 2.200 kilos en vacío gracias a la elevada potencia total con la que cuenta, necesitando de tan solo 6,4 segundos para completar los 100 km/h con una velocidad máxima de 177 km/h (130 en modo eléctrico). Se siguen manteniendo los acabados Sahara y Rubicon, siendo este último más indicado para un uso más intensivo fuera del asfalto al contar con bloqueos de los diferenciales delanteros y traseros, desconexión de la barra estabilizadora delantera, reductora con mayor relación y ejes Dana más resistentes, además de múltiples cambios estéticos para diferenciarlo del acabado Sahara.