Poco a poco esta terrible crisis está acabando con todos esos fabricantes artesanales de poca producción así como con los pequeños comerciantes que malviven gracias a su idea de negocio cada vez más diáfana. Debido a esto y centrándonos en lo que verdaderamente nos interesa, no es de extrañar que un productor artesanal como Gumpert se haya declarado en bancarrota tras unos meses de infarto malviviendo como han podido.
Personalmente creo que es una lástima que una compañía como esta se declare en bancarrota aunque, como puedes leer más adelante quizás todo no esté perdido. De momento, nos quedaremos con lo verdaderamente importante, una idea original de Roland Gumpert, ex-ingeniero y directivo de Audi que se unió a Roland Meyer, otro ex-ingeniero de Audi y dueño de MTM, para crear una marca que nacería en 2004 con el objetivo de crear un superdeportivo radical.
Gracias a esta idea nació el Apollo, único modelo de la compañía hasta la fecha pero que poco a poco ha visto cómo la oferta ha ido creciendo gracias a las diferentes variantes. En una oferta inicial el modelo contaba con un V8 de origen Audi capaz de ofrecer 650 caballos mientras que en su versión más radical la potencia aumentaba hasta los 800 caballos. Vehículos claramente pensados para su vida en circuito pero homologados para circular por calle. Esta es la filosofía Gumpert.
Como ves, una idea más que interesante pero que ha terminado con una Gumpert acogida a un concurso de acreedores debido por unas ventas nefastas en China. Como resolución del conflicto el tribunal alemán encargado de este caso ha declarado a Görge Scheid como administrador concursal.
En sus primeras declaraciones ha comentado que la compañía apostó muy fuerte por el mercado chino pero este le ha dado la espalda por lo que a partir de ahora intentarán trabajar y centrarse en un mercado europeo donde tienen clientes fieles. Scheid confía en que la situación de Gumpert, tras esta decisión, mejore notablemente.
Vía: autoblog