Cuando las cosas se hacen bien, salen bien. Lejos de perder los nervios, la carrera de Hamilton de hoy ha sido pura tranquilidad para el piloto inglés, si obviamos el hecho de que gran parte de la carrera ha estado con el aliento de los coches rojos a unos 7 segundos. Pero hoy no ha habido sanciones, no ha habido toques, trompos, enganchadas… ha ido todo bien, por tanto, la carrera ha sido de 10 para el piloto británico.
Los puntos de máxima tensión para el piloto inglés han sido sin duda la salida (donde todos teníamos presente la salida del pasado Gran Premio de Japón) y las paradas en boxes (donde Hamilton se ha cuidado bastante de entrar lo más pegado al margen izquierdo a la altura de la puzolana más famosa del campeonato), pero todo ha salido perfecto, milimetrado. Lewis Hamilton incluso ha llegado a decir en rueda de prensa que Dios ha estado del lado del equipo todo el fin de semana. Un triunfo muy dulce que contrasta con el pasado Gran Premio de China (con Hamilton en la puzolana y Alonso quedando segundo celebrando el abandono de su compañero).
En 15 días, Hamilton tendrá que demostrar que merece ser campeón del mundo, y tendrá que ser lo suficientemente frío e inteligente como para acordarse de los riesgos innecesarios que corrió el año pasado, y para administrar la ventaja de nada menos que 7 puntos que tiene sobre el otro candidato al título: Felipe Massa. Aunque, eso sí, no olvidemos que sin la polémica sanción de Spa, Lewis Hamilton ya sería hoy campeón del mundo.