Honda acaba de presentar la versión de producción del CR-Z, un modelo el cual la marca nipona nos anticipó el pasado año en forma de prototipo durante el Salón de Tokio. Diseño peculiar y concepto interesante, aunque no a todos acabe de gustar, especialmente a los más puristas de la marca, puesto que en cierto modo esto es una evocación al mítico CRX, aunque lo único que tenga en común es esa silueta tan especial.
El CR-Z destaca además de por su diseño, por ser un coche exclusivamente híbrido (al menos de momento). Gracias al empleo de la tecnología IMA (Integrated Motor Assist), el CR-Z combina un motor eléctrico con una potencia de 10 KW (14 CV) con un 1.5 i-VTEC gasolina que juntos erogan una potencia de 124 CV. Homologa un consumo medio de 5,0l/100 km (no es un consumo bajo si lo comparamos con modelos como el VW Golf Bluemotion o SEAT León Ecomotive) con unas emisiones de CO2 de 117 g/km. No deberíamos esperar grandes prestaciones (a pesar de desconocer su peso, de seguro que no será bajo) ni tampoco un gran comportamiento dinámico al equipar unas gomas 195/55 R16 (en opción 205/45R17).
La caja de cambios será manual de 6 velocidades, siendo uno de los pocos híbridos en contar con una caja de cambios manual. No se descarta que Honda saque dentro de un tiempo una versión equipada con cambio CVT en algunos mercados. Cuenta con tres modos de funcionamiento seleccionables por el conductor: Sport (varía la respuesta del motor y cambia el color del cuadro de relojes a rojo), Normal (no necesita descripción) y Econo (ajusta los valores del motor para obtener un consumo más ajustado).
Entrando ya a su diseño exterior, no varía a grandes rasgos respecto al prototipo, contando además con pilotos LEDs traseros que le dan un toque más moderno al conjunto. Sin embargo, creo que el diseño de las llantas desmerece mucho al conjunto. En su interior, sorprende la modernidad de su diseño y el casi único enfoque al conductor, aunque es algo criticable la excesiva acumulación de botones en la misma zona.