El Honda NSX de primera generación es uno de los coches más icónicos de toda la historia de Honda, y un valor al alza: desde hace años sus precios no paran de crecer y en menos de una década prácticamente se han duplicado. Carrocería construida en aluminio (¡a comienzos de los 90!), motor V6 atmosférico DOHC de 3000cc con 274 CV de potencia, control de tracción antiderrapajes, la experiencia de 26 años en la Fórmula 1. Lo llamaban por aquel entonces el anti-Ferrari japonés.
Una fórmula que además, fue puesta a punto por Ayrton Senna y Satoru Nakajima, el primer piloto de F1 japonés, generando todavía más aura al modelo. Se dedicaron grandes esfuerzos no únicamente a hacer un coche más rápido y eficaz que sus competidores, sino que además, fuese más cómodo y confortable, además de más equipado. Todo ello, ofreciendo una facilidad de utilización superior a la de modelos de época como el Porsche 911 Turbo o Ferrari 348 tb, que exigían una pericia mucho mayor a los mandos para mantener la trayectoria bajo condiciones límite.
Con esta descripción poco menos que de catálogo oficial (aunque fidedigna, ya que he tenido el placer de llevar uno), parece impensable que a alguien se le ocurra abandonar en un bosque un Honda NSX, ¿verdad? Pues ha sucedido -con una historia cuanto menos curiosa detrás-, y según cuentan, se debió a que el propietario ruso original lo llevó a un taller en el que elaboraron un presupuesto para realizarle el mantenimiento, y debido al elevado precio que se le exigía (créeme, los recambios del NSX no son nada baratos), el propietario no aceptó el presupuesto y el taller optó por retirarle el motor y algunos valiosos recambios para venderlos y hacer negocio, suponemos que porque ya habían realizado ciertas operaciones previamente que no iban a ser abonadas. Posteriormente es cuando fue abandonado en dicho bosque durante unos cuantos años, criando musgo y moho en sus paneles y carrocería.
Otras curiosidades que se relatan sobre su historial es que salió a la venta hace unos 7-8 años por algo menos de un millón de rubios (unos 16.000 euros) al cambio y que no encontró comprador (un precio muy atractivo incluso en aquella época, imaginamos que porque ya le faltaban dichos recambios). El coche fue importado desde Alemania a Rusia en el año 2005, donde se estima que actualmente hay en entorno a 20 unidades en todo el país.
Ahora, su nuevo propietario ha logrado comprárselo al propietario ruso inicial con el objetivo de devolverlo a la vida, eso sí, desconocemos cuánto habrá pagado, teniendo en cuenta todo lo que tendrá que reponer para ponerlo en funcionamiento, imaginamos que la cifra no habrá sido muy elevada.
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