¿Un prototipo de monoplaza vintage de los años 30 pero movido por propulsión eléctrica? Esta idea tan descabellada como sugerente es la que se le ha ocurrido a Infiniti y ha plasmado con las imágenes que ves a continuación, con el objetivo de llevarlo al Pebble Beach Concours d’Elegance 2017 y poder exhibirlo. Pero… ¿a qué viene esta carencia de sentido común por parte de los nipones? ¿atiende a alguna razón?
Sí, atiende a una razón. Su tren de potencia será muy similar al que veamos en la nueva generación del Leaf que conoceremos en breves -más concretamente, el próximo mes en el Salón de Fráncfort-, en este con 150 CV y 320 Nm de par, alimentado por un paquete de baterías de 30 kWh (en el caso del Leaf, encontraremos la misma potencia pero 40 kWh) enviado a las ruedas traseras con una caja de una única velocidad. Con este paquete de baterías, el prototipo es capaz de rodar 20 minutos a ritmo de competición.
Por su parte, realiza el 0-100 km/h en menos de 6 segundos y una velocidad máxima limitada a 168 km/h. Cifras que no resultan espectaculares hoy en día, pero que van en sintonía de las que se manejaban en un vehículo de competición de esta índole por aquel entonces.
En este caso, la capacidad de las baterías no es tan importante, ya que el peso en vacío es de 890 kilogramos, por lo que su consumo eléctrico es menor. Como puedes ver, su carrocería con los paneles acabados a mano recibe una fuerte inspiración de los monoplazas clásicos, que les hace soñar -dado que su historia es algo limitada en el tiempo- e imaginarse cómo hubiera sido una creación de este calibre de haber tenido que disponer de un vehículo de competición por aquel entonces. Hasta en las llantas se ha pretendido seguir con los trazos de ese estilo clásico al apostar por unas llantas de radios con neumáticos al unísono.
Finalmente, en el interior también se ha hecho hincapié en sus acabados y detalles, contando con un asiento tapizado en cuero negro con pespuntes a contraste de color rojo y banderas japonesas cosidas en el asiento.