¡Por fin! Jaguar tira de la manta y presenta de manera oficial y como antesala al Salón del Automóvil de Fráncfort, el nuevo Jaguar XF Sportbrake. La segunda generación del familiar inglés por excelencia debuta como aquel que tiene por hobby robar protagonismo al XF sedán, y que en numerosos mercados europeos, supera incluso a éste en ventas anuales. Visto así, estaba claro que el debut del XF Sportbrake era solo cuestión de tiempo, y parece más que claro que las expectativas no solo las ha cumplido, sino que las ha superado.
Por delante, el XF y XF Sportbrake son prácticamente idénticos, dejando la mayoría de los cambios estéticos, aerodinámicos y útiles, para la parte trasera. El XF Sportbrake crece respecto al modelo que sustituye, y a diferencia de éste, se magnifica respecto al XF estándar por el añadido de elementos como nuevas ópticas traseras, que le dan un sello de identidad único y que se desmarca como algo más que una simple variante. El XF Sportbrake ofrece 565 litros de carga, que suben a 1.700 litros con los asientos posteriores abatidos.
Entre otros «goodies», el XF Sportbrake se puede adquirir con un techo totalmente panorámico que supera el metro y medio de extensión. La gama de equipamiento es idéntica al sedán, junto con la gama de motorizaciones. Es interesante recalcar que el peso neto del familiar se estanca en 1.600 kilos, una cifra estupenda para un familiar del segmento E y que concuerda de maravilla con las motorizaciones gasolina y diésel con las que estará disponible. En principio, estará disponible con cuatro versiones diferentes: Pure, Prestige, Portfolio, R-Sport y S.
Jaguar ofrece cuatro versiones turbodiésel y una versión gasolina. En el primer apartado, se podrá adquirir con dos motorizaciones diferentes, un 2.0 litros en tres guisas: 163, 180 y 240 caballos, y un 3.0 litros V6 con 300 caballos de potencia, estos dos últimos con tracción total permanente. El único gasolina disponible por el momento, será un 2.0 litros de 4 cilindros y 250 caballos.