La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), tras haber destapado el escándalo de Volkswagen (detectado inicialmente por investigadores de la Universidad de Virginia) públicamente se plantea realizar también una serie de cambios en su forma de realizar los procedimientos de cara a que no se vuelva a repetir el mismo caso ‘Dieselgate’ de Volkswagen, en el que no han sido conscientes durante siete años del sistema que empleaban para superar satisfactoriamente las pruebas de emisiones.
Por tanto… ¿cómo pretenden cambiar sus procedimientos para evitar este tipo de sucesos? Básicamente, realizando pruebas en carretera que simulen la conducción real. Es decir, mantendrán la misma mecánica de homologación empleada hasta la fecha, pero la completarán con una serie de pruebas en carretera con los ciclos de uso habituales que podríamos encontrar en una conducción habitual, con el objetivo de investigar trampas realizadas por fabricantes.
Con esta nueva metodología de trabajo lo que pretenden es precisamente detectar casos como los de Volkswagen, que con el dispositivo de inteligencia artificial del que estaban provistos, eran capaces de detectar cuando se encontraban realizando las pruebas de laboratorio para cambiar la gestión electrónica de su motor y de esta forma engañar al organismo regulador en materia de emisiones.
Por ello, van a revisar todos los demás modelos de una forma más exhaustiva tanto de Volkswagen como de otros fabricantes, con el objetivo de que no se vuelva a repetir un caso así en el futuro. Vista la gravedad con la que está afectando a Volkswagen el caso, tanto a nivel económico como de imagen de marca, resulta difícil que algún otro fabricante se lo plantee. Pero… ¿y si hay alguno más también usando artimañas adicionales y ahora con la nueva metodología de la EPA lo descubramos?