Tenemos que remontarnos a principios de la presente década para recordar el debut del Porsche 911 en guisa 991. La presente generación está consolidándose como una de las más longevas de la época contemporánea y visto así, no es en absoluto sorprendente que Porsche tenga ya a punto el sustituto directo del deportivo por excelencia de la casa alemana. De hecho, lo veremos en el mercado antes de que termine la década, y los cambios serán muy importantes.
A simple vista, el diseño se asemejará a lo que hemos visto en los reemplazos de los antiguos Cayman y Boxster. Una evolución clara pero sin cambiar la filosofía del 911 actual. Cambios elementales que veremos se situarán en aspectos como la parte trasera, introduciendo unas nuevas ópticas conectadas entre sí mediante una línea horizontal tal y como portaba el 911 varias generaciones atrás. El alerón retráctil también contará con un diseño diferente, y en general la aerodinámica recibirá un cambio notable. Pero yendo más allá, las mayores modificaciones recaerán en el chasis y en la gama de motorizaciones.
La posibilidad de ver el 911 con un motor turbo de 4 cilindros es más que eso, es ya un hecho oficial que solo necesita confirmación oficial. Será en el modelo estándar con el cual Porsche decidirá probar con este bloque motor para dar vida al 911 Carrera que servirá de acceso a la gama. En el otro extremo, la marca de Stuttgart dará mucha más vida a las versiones Turbo y Turbo S, con más espacio para crecer en potencia y dejando abierta la posibilidad de que haya una versión Turbo S E-Hybrid, que cuente con la misma mecánica que el Panamera homónimo y que ofrezca una potencia digna de batir al mismísimo 911 GT2 RS.