Land Rover continúa trabajando sin descanso en el sucesor del Defender, un relevo que puede ser uno de los más difíciles de su historia para llevar a cabo por la transcedencia que ha tenido en la historia de su marca y por la dificultad de poder contentar a todos los potenciales clientes y usuarios del modelo.
De hecho, pese a que su presentación está programada para realizarse el próximo año, todavía no tenemos un gran abanico de informaciones realmente reveladoras que nos confirmen el camino a tomar por parte de la marca británica, ni tan siquiera sabemos con exactitud cuándo llegará a los salones del automóvil.
Autocar ha dado a conocer ahora algunas informaciones interesantes al respecto, como es el hecho de que Land Rover planea crear una submarca para él (como ya sucede con Discovery y Range Rover), y de esta forma, poder comercializar diversas variantes parapetadas bajo esa misma submarca.
Para ello, continuará ofertando dos batallas con una nomenclatura similar a la que ya empleaba con los Defender 90 y Defender 110. Seguirá contando con una versión de tres puertas que podrá ser equipada, además, con un techo desmontable, mientras que la versión de cinco puertas, estará más enfocada a poder batallar con otros SUVs. No se descarta incluso que pueda llegar una variante pick-up del mismo sobre la base de los de batalla larga y con los que poder competir contra el Mercedes Clase X.
Su chasis también recibirá un profundo cambio, y es que recibirá la plataforma MLA en aluminio, de la que se podrá beneficiar de numerosas tecnologías actuales y hacer uso de la suspensión multibrazo, y en principio se espera que continúe manteniendo aún pese a este cambio unas excelentes características fuera del asfalto. Su gama de motores estará conformada por motores de cuatro cilindros Ingenium, quedando reservados los seis cilindros en diversas potencias para las versiones más lujosas de los mismos. Olvídate de los Defender V8, eso sí.