Tan sólo han transcurrido unas pocas semanas desde su debut en el Salón de Los Ángeles, pero la variante de producción ya está lista para iniciar su producción de forma masiva, si bien, no esperes un despliegue inmediato en los concesionarios de la marca, puesto que las primeras irán destinadas a retroalimentar el mercado japonés, para posteriormente iniciar su exportación al resto de países donde se comercializará.
Su producción corre a cargo de la planta nº 2 de Ujina, ubicada cerca de Hiroshima, lugar donde están establecidos los cuarteles generales de Mazda. Esta planta también se encarga de producir modelos como el MX-5/Fiat 124 o el CX-3 y CX-9, y una serie de pequeñas furgonetas destinadas al mercado doméstico.
Argumentos de venta no le faltan, con su diseño KODO característico bajo un cascarón SUV de 4,55 metros de longitud y apoyándose además sobre una gama de motores compuesta por los bloques SKYACTIV-G 2.0 y SKYACTIV-G 2.5, así como un motor diésel SKYACTIV-D de 2.2 litros, teniendo todos ellos en común los cuatro cilindros que los orquestan, con cajas de cambio manual y automática, con seis relaciones en ambos casos y tracción delantera o 4×4. Debemos tener en cuenta, además, que la primera generación del CX-5 cosechó 1,57 millones de unidades vendidas en los cinco años que estuvo en el mercado, situándose como uno de los modelos más vendidos en los últimos años dentro de la firma por detrás del Mazda3.
Recordemos que Mazda ha realizado un cierto reaprovechamiento de la primera generación, tanto en el chasis (evolucionado, mejorando la rigidez y otros aspectos), además de una gama de motores prácticamente idéntica.
