Todo lo que tiene un principio, tiene un final. Hasta el imbatible Mercedes Clase G, cuya historia se remonta a 1979 y que ha sabido mantenerse actualizado con el paso de los años para ir incorporando nuevas tecnologías en materia de confort, seguridad y contaminación, pero preservando siempre los principios para los que fue concebido. Y con su salida y la del Land Rover Defender hace no mucho tiempo, se nos van dos grandes todoterrenos puros que han sido un icono para sus respectivas marcas y una forma de vida para muchos de sus aficionados.
En Mercedes quiere realizar esta despedida por todo lo alto, tomando como base el G65 AMG del que tan sólo producirán 65 unidades. Se puede identificar fácilmente por las llantas de 21 pulgadas con neumáticos 295/40, franjas AMG Sport, además de un acabado dorado que podemos ver como se extiende tanto por los paragolpes, llantas, retrovisores exteriores además de parte de la rueda trasera de repuesto.
Su interior hace gala de la opulencia que cabría esperar en un vehículo de varios cientos de miles de euros: tapicería de piel nappa en los asientos con pespuntes de color bronce a contraste, letras identificativas de la edición bordadas en los reposacabezas, paquete AMG interior, detalles en fibra de carbono, alfombrillas específicas además de asientos delanteros calefactados y ventilados.
El motor empleado no varía respecto al G65 convencional: un V12 de 6 litros con 630 CV de potencia y un par máximo de 1.000 Nm entre las 2.300 y 4.300 rpm que le confiere unas prestaciones con las que realizar el 0-100 km/h en 5,3 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 230 km/h limitada electrónicamente.
Su precio en Alemania es de 310.233 euros, así que como habrás deducido, se trata de un caramelito pensado para las grandes fortunas de países de Oriente Medio.