La industria del automóvil ha dado a grandes genios a lo largo de su historia, personas que han sabido rescatar a marcas que estaban al borde del abismo o que gracias a unos movimientos estratégicos han conseguido sacar adelante modelos icónicos que son parte de la historia no sólo de la marca, sino de la historia del automóvil mundial. A Lee Iacocca podemos atribuirle ambos méritos: salvó a Chrysler de la bancarrota y además ha sido padre del Ford Mustang.
Sin embargo, ahora es noticia porque este pasado Martes falleció en su residencia de Bel-Air a los 94 años debido a complicaciones asociadas al parkinson que padecía.
Su carrera en la industria comenzó en 1946 en Ford comenzando inicialmente como ingeniero y luego en los equipos de venta y marketing. Y fue precisamente desde este departamento donde logró despertar la atención del vicepresidente de Ford de por entonces, que también fue jefe del Pentágono y director del Banco Mundial con la introducción de un nuevo plan de pagos que impulsó comercialmente a la compañía, con la campaña «56 por ’56» donde pagabas una entrada del 20% y luego unas mensualidades de 56 dólares durante tres años.
Más tarde, a sus 36 años, pasó a ser vicepresidente de Ford y fue entonces cuando promovió el desarrollo del Mustang. Finalmente, en 1970 y tras la salida de McNamara llegó a ser vicepresidente de la compañía, sin embargo, su mala relación con el dueño Henry Ford II acabó con su despido.
Después de esto, aterrizó en Chrysler en un momento muy delicado de la compañía en la que estuvo a punto de desaparecer. Logró un préstamo por parte del Congreso de 1.200 millones de dólares que sirvió para sacar del lodazal a la compañía, con una reestructuración que la devolvió a los números verdes, inventando dicho fabricante bajo su dirección conceptos como el ‘minivan’ y ‘SUV’. Si bien, a finales de los ’80 volvieron los números rojos a Chrysler y tuvo que abandonar la compañía a comienzos de los ’90, si bien siguió vinculado a la industria.