Audi ha introducido una serie de novedades en algunos de sus propulsores y que afectan a modelos que los montan como el A4, A5 y Q5. Lo que se ha logrado con estos cambios, además de aumentar la potencia, es mejorar la eficiencia de los mismos, por lo que, pese al aumento de potencia, consumen menos carburante y mejoran sus prestaciones.
En primer lugar, el laureado 2.0 TFSI (recordemos que ha sido galardonado en múltiples ocasiones como motor del año) que se monta en varios modelos del grupo VAG, y cuyo primer modelo en montarlo fue el Audi Q5, continúa su expansión en la gama y ahora aterriza en los Audi A4 berlina y Avant, en el A4 Allroad, en los A5 Coupé, A5 Sportback y A5 Cabrio.
Aumentos de potencia, mayor eficiencia
La potencia del 2.0 TFSI pasa de los 211 CV hasta los 225 CV con un par máximo de 350 Nm ya a 1.500 rpm. Además, se ha aprovechado la remodelación técnica de este propulsor para poder adaptarlo a la exigente normativa de emisiones Euro 6. Audi pone como ejemplo el modelo más frugal en consumos con este propulsor, el A4, que ahora, rebaja una décima el registro del 0-100 Km/h, y por su parte, el consumo medio homologado es de 5,9l/100 km con unas emisiones de 138 g/km, es decir, medio litro menos.
Por su parte, el 2.0 TDI de 143 CV se reemplaza por un 2.0 TDI de 150 CV de nuevo desarrollo, con el que se han tomado especial interés en elementos como bloque de cilindros y culata con circuitos de refrigeración independientes, bomba de aceite regulada en dos fases para reducir el consumo de energía motriz, un nuevo sistema de EGR de baja presión pensado para reducir las pérdidas de flujo, árboles de equilibrado alojados sobre rodamientos, así como árboles de levas que rotan sobre cojinetes de agujas, entre otras soluciones técnicas.