Tesla Motors no está pasando por su mejor momento comercial. Pese a que en algunos mercados, está iniciando su andadura con un relativo éxito (por ejemplo, en Holanda, aunque el trono de ventas ya ha vuelto a ser arrebatado por el Nissan Leaf), los casos de incendio registrados hasta la fecha han causado un grave perjuicio en su cotización en bolsa, y presumiblemente, también, en su despegue comercial.
Ya con el primer incendio, las acciones de la compañía bajaron un 12%, pero la concatenación de incendios del Model S, ha ocasionado que a día de hoy, desde que empezó esta avalancha de incendios ha ocasionado una pérdida en el valor bursátil del 27% desde entonces, siendo especialmente acentuada en esta última semana, con el tercer incendio que ha saltado a la palestra.
Un problema incipiente con mucha repercusión mediática
En cuestión de mes y medio hemos sido partícipes de dos incendios del Tesla Model S. Y ahora, nuevamente, esta semana que estamos a punto de dejar ha vuelto a registrarse otro incendio más, concretamente, en Smyrna, Tennessee (EEUU). El modus operandi es el mismo que en anteriores ocasiones: el incendio se ha producido tras un impacto. No se trata de combustiones espontáneas en las que ocurre sin más.
De acuerdo a las autoridades que se desplazaron al lugar donde ocurrió el tercer incendio del Tesla Model S, éste, impactó contra una bola de remolque que según parece se había desprendido de otro vehículo, dañando considerablemente los bajos del Model S, que van fuertemente protegidos a fin de poder proteger correctamente la batería de células de iones de litio.
Lo que es un hecho es que todos los días arden coches de muchos tipos, marcas y modelos, y no son noticia. En este caso, tratándose de algo tan relativamente poco común como un Model S (ya no únicamente por unidades vendidas, sino por configuración mecánica), con una industria automovilística que mira con recelo el crecimiento de Tesla durante los últimos años, es un morbo que vende, y que además, les está pasando una cara factura a la compañía, ya no únicamente a nivel bursátil, sino de cara al futuro, donde indistintamente de las condiciones en las que hayan sucedido o de que no haya heridos, muchos optarán directamente por irse a modelos convencionales antes que apostar por uno de ellos.
Otro apunte interesante al margen de todo esto, son las declaraciones realizadas por Tom Gage, el desarrollador del tren de transmisión del primer Tesla, en las que afirmaba: «Obviamente, la gasolina puede encenderse con mayor facilidad y se quema con más ferocidad que una batería, pero un depósito de gasolina en un coche ahora se beneficia de 120 años de desarrollo muy intensivo y de regulación del gobierno sobre la forma de hacerlo seguro«. Razón no le falta, tratándose de una compañía más bien pequeña dentro del amplio abanico de fabricantes existentes, no sería raro que estos incendios se produjeran por algún tipo de circunstancia que se da en determinados accidentes y que ellos en su desarrollo no hayan alcanzado a calcular. Suponemos, que analizarán concienzudamente las unidades afectadas para poner una solución más tarde que temprano a este incipiente problema.
Vía: WCF