Polestar es una marca que siempre ha estado ligada a la electrificación. Bien es cierto que su primer modelo no fue 100% eléctrico (era híbrido enchufable), desde entonces todos sus modelos han sido eléctricos y su compromiso es seguir apostando por ellos hasta que se complete la transición.
Sin embargo, en los últimos meses han pasado muchas cosas tanto en Polestar como en la industria. Por una parte, el cambio del accionariado de Polestar al reducir Volvo su participación para pasar a hacerse cargo la matriz Geely.
Por otra parte, tenemos a Mercedes-Benz, quien dos semanas atrás redujo considerablemente sus expectativas con respecto a los eléctricos en su gama para los próximos años. En concreto, pasó de querer contar con su gama 100% eléctrica para el 2030, a que tan sólo el 50% de sus ventas correspondiesen a modelos eléctricos para ese año, y que la otra mitad se completase durante la primera década del 2030. Y esto va en línea con anuncios de otros fabricantes como Ford, Aston Martin y General Motors que han anunciado retrasos en la llegada de toda su gama eléctrica.
En medio de esta tormenta desatada en la industria, el propio CEO de Polestar, Thomas Ingenlath, ha salido al paso para considerar públicamente que esta decisión llevada a cabo por las marcas es un error, al considerar que están cayendo en la trampa de retrasar su futuro 100% eléctrico.
«Hay una amenaza increíble y peligro si no abrazas la innovación futura y crees en esa tecnología: los trenes de transmisión eléctricos, la innovación en baterías, la innovación en electrónica moderna y software», dijo Ingenlath. Además, añadió: «Si no participas en eso y piensas que puedes esperar, y los clientes están listos para ello, es una trampa increíble.»
Aún con todo, es optimista y cree que esto es una oportunidad para ellos, ya que su compañía no compite por volumen, sino por modelos premium de alto rendimiento, algo que cree que le ayudará a capear una desaceleración del mercado.