El BMW i8 respondió desde el primer momento a las necesidades de BMW para atender a un mercado en plena expansión y que valora de manera ferviente y efusiva la evolución de los deportivos y modelos de altas prestaciones que aportan tecnologías alternativas al motor de combustión interna. Y es que aunque el i8 no deje de ser un híbrido, lo cierto es que la marca alemana tiene grandes planes para el que será el sustituto del modelo actual, y en BMW están dispuestos a aprender duramente de los errores cometidos hasta la fecha. ¿Qué quiere decir esto?
Básicamente, el BMW i8 que veremos debutar en un plazo máximo de cuatro años será un modelo cien por cien eléctrico y partirá de una filosofía más cercana al i3, aunque eso sí, con un empaque mayor y mejor enfoque hacia el uso de baterías y la autonomía, sin olvidar el aporte de unas prestaciones dignas de deportivo de altas capacidades dinámicas, y con una potencia neta que por ahora se antoja apasionante: casi 800 caballos.
La potencia mencionada, si la combinamos con una autonomía superior a los 450 kilómetros, da como resultado una filosofía totalmente diferente a la que ofrece el actual i8. Un cambio brutal que responde a las necesidades del mercado actual de modelos eléctricos y que se acerca, y de qué manera, a otros modelos como el Tesla Model S, aunque en concepto y género sean muy diferentes a simple vista. ¿Un rival directo del Model S P90D? Es muy posible, aunque uno sea un coupé y el otro una berlina.