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Continuamos con el análisis del Audi Q5, uno de los SUV de tamaño medio más interesantes del panorama actual. Pese a llevar unos cuantos años en el mercado, su impactante estética, gran habitáculo y avanzados propulsores que pudimos ver en la primera parte de la prueba, hacen que siga ocupando los puestos más altos dentro de su segmento.
La versión probada se presenta como una opción bastante ahorradora -6,1 litros a los 100-, y con capacidad para huir del asfalto gracias a su tracción a las cuatro ruedas. Esta segunda parte estará dedicada a comprobar los consumos que se pueden obtener en una conducción realista, y a poner a prueba su avanzada tracción integral en todo tipo de situaciones.
No faltará el repaso a su equipamiento, tanto de serie como opcional, y a sus sistemas de seguridad. Al final, podrás detenerte en sus detalles en la galería de fotos que te hemos preparado sobre la prueba.
Equipamiento
La versión probada de 177 CV ??con cambio automático S tronic y tracción Quattro– únicamente se puede asociar al acabado Attraction, con un precio de partida de 46.690 euros. El precio no es precisamente bajo, y menos si tenemos en cuenta que para completar el coche nos tocará pasar inevitablemente por el catálogo de extras.
De serie ofrece elementos como la tarjeta SD de 8 GB, cristales antitérmicos tintados, retrovisores eléctricos en color de la carrocería, faros antiniebla, control de presión de los neumáticos, llantas de aleación de 17 pulgadas, climatizador monozona, pomo del cambio en cuero, volante con levas para el cambio, freno de estacionamiento eléctrico, start&stop, etcétera.
Como puedes ver, y al igual que pasa con el resto de marcas denominadas ??Premium?, el Audi Q5 carece de elementos que hoy en día resultan imprescindibles, y que habrá que pagar aparte, como el control de crucero -330 euros-, sensores de luz y lluvia -155 euros-, manos libres bluetooth -365 euros-, sensores de aparcamiento traseros -405 euros-, etcétera.
La lista de elementos opcionales es infinita, y permite configurar el Q5 de forma personalizada para cada comprador. Entre sus múltiples opciones destacan los faros de xenón -1.285 euros-, techo panorámico -1.675 euros-, gancho de remolque desmontable -1.065 euros-, climatizador de tres zonas -710 euros-, asientos delanteros con regulación eléctrica -1.240 euros-, sensores de aparcamiento delanteros y traseros con cámara a color -1.500 euros-, llave confort -750 euros-, navegador MMI -2.125 euros-, etcétera.
En el apartado de seguridad, cuenta con anclajes isofix en los asientos traseros exteriores y en el del copiloto ??éste último cuesta 100 euros-, 8 airbags, ESP, asistente de frenada de emergencia, control de tracción, reposacabezas activos, etcétera. Y como opciones tenemos el asistente de arranque en pendiente -100 euros-, asistente de cambio de carril -625 euros-, detector de ángulo muerto -675 euros- y control de crucero adaptativo -1.575 euros-.
Si quieres hacerte con una unidad como la que nos han cedido para la prueba tendrás que desembolsar una cantidad ??descuentos no aplicados- que ronda los 70.000 euros, el precio que por ejemplo cuesta el imponente SQ5 TDI de 313 CV de potencia.
En comparación con sus rivales más directos, el BMW X3 xDrive20d con motor de 190 CV, tracción integral y cambio automático con levas parte de los 47.178 euros, y el Mercedes Benz GLK 220 BlueTEC 4MATIC con 170 CV y similares características de los 47.225 euros.
Comportamiento
La conducción es uno de los elementos más cuidados en este Q5, y tiene como punto destacado la calidad de su rodadura. Las suspensiones tienen un buen compromiso entre confort y comportamiento, el cambio S tronic es una delicia y la insonorización del habitáculo está muy lograda.
Salvo por la altura del puesto de conducción y unos ligeros balanceos de la carrocería debido a su elevado centro de gravedad, pocos cambios se aprecian en la conducción del Q5 con respecto a una berlina de tamaño medio. Su tamaño le permite desenvolverse con bastante soltura por ciudad, y en trayectos largos de autovía es donde su gran confort sale a relucir.
Tras una semana de pruebas, en la que hemos alternado todo tipo de situaciones y estilos de conducción, el consumo medio marcado por el ordenador de a bordo ha sido de 7,8 litros a los 100. La cifra es holgadamente superior a la media homologada por la marca, pero aún así es aceptable para un vehículo de su tamaño y peso.
A la hora de acelerar, el Q5 de 177 CV se ve penalizado por los 1.900 Kg de los que tiene que tirar, y las llantas de 20 pulgadas tampoco ayudan en ese aspecto. No obstante las prestaciones son buenas, aunque no es un vehículo adecuado para realizar conducción deportiva, ya que en curvas enlazadas la báscula se hace notar en las transferencias de peso, y los balanceos ya citados, aunque controlados, son evidentes.
La dirección es precisa, y varía su resistencia en función de la velocidad, lo que hace aumentar la sensación de control y seguridad cuando circulamos a velocidades altas. El equipo de frenado también me ha parecido adecuado para detener sin dificultad a este SUV, con un tacto en el pedal muy fácil de dosificar.
Nuestra unidad contaba con el sistema Audi Drive Select, que permite escoger entre los modos de conducción efficiency, confort, auto, dynamic e individual. Cambiando de uno a otro según nuestros gustos y necesidades el vehículo variaba sus parámetros de aceleración, cambio y dirección. Las diferencias entre modos me han parecido bastante más sutiles que las de sistemas similares que he probado en vehículos de otras marcas.
Como he dicho más arriba, el funcionamiento de la caja de cambios automática de doble embrague S tronic me ha parecido excelente, y en mi opinión es una de las mejores alternativas dentro de las transmisiones automáticas que se comercializan en la actualidad. Una de sus virtudes es la de compaginar a la perfección la suavidad en conducción tranquila con los rápidos cambios en conducción deportiva.
Cuando sacamos al Q5 fuera del asfalto nos encontramos con una sensación contradictoria; por un lado la respuesta del motor y la tracción integral forman un equipo muy eficaz, que consigue buena tracción incluso cuando provocamos situaciones límite. En el lado contrario están sus escasas cualidades off-road, principalmente mermadas por su escasa altura libre al suelo y su larga batalla.
Si somos conscientes de sus limitaciones físicas podemos disfrutar mucho de este vehículo en incursiones camperas, aunque no es ningún secreto que el Q5 no fue concebido para que ese sea su hábitat natural.
Conclusión
Es un coche realmente completo que me ha dejado un muy buen sabor de boca, cuenta con una estética muy atractiva, el interior es más espacioso que el de una berlina y su propulsor diésel de 177 CV tiene un buen compromiso entre prestaciones y consumo de combustible.
A esto hay que añadir el hecho de que Audi ha construido este vehículo con un especial cuidado en todos los detalles, tanto en diseño, ajustes, o calidad de sus materiales. Todo eso se nota, e inevitablemente se ha de pagar. El precio es sin duda uno de los condicionantes a la hora de optar a la compra de este vehículo, sobre todo si tenemos en cuenta que algunos de los elementos ??esenciales? se tienen que pagar aparte, ya que presenta carencias en el equipamiento difíciles de justificar.
A cambio te llevas un coche con una gran versatilidad, capaz de afrontar casi todas las situaciones posibles, ya que se mueve bien por ciudad, tiene un comportamiento excelente en autovía y ciertas cualidades fuera del asfalto que sin duda apreciarán los más aventureros.