Hasta hace pocos años, el Audi S3 era el modelo de acceso a la gama deportiva de Audi más accesible junto con las variantes deportivas del TT. Pero todo cambió con la llegada del S1 (o el A1 Quattro en su defecto, pero se trataba de una edición limitada), algo que permitía hacer mucho más accesible los modelos S al público en general.
La historia del primer S3 se remonta al año 2002, no mucho tiempo antes de que dejara de comercializarse dicha generación para dar paso a la segunda generación del modelo. Para dicha ocasión, Audi sólo ofrecía esta variante deportiva en configuracón de tres puertas, y no fue hasta su segunda generación cuando optó por ofrecerlo en variantes de tres y cinco puertas en vista del interés suscitado entre sus clientes. En esta tercera generación, añade además, la novedad de estar también disponible sobre la carrocería de tres cuerpos (Sedán).
El S3, dentro de la gama actual del A3 no es ni mucho menos la variante más radical, puesto que de este menester ya se encarga el RS3. Así que el S3 supone una opción más civilizada, económica y principalmente polivalente que el modelo mencionado, y a continuación vamos a tratar de desgranártelo punto por punto.
Diseño
El S3 no ha sido nunca un modelo que haya destacado por una estética demasiado extravagante. Más bien, resulta una estética discreta con algunos aderezos que marcan la diferencia, pero en esencia, algo que no llama poderosamente la atención a menos que estemos ante un ojo más «entrenado».
También hay que reconocer que en parte se debe al kit deportivo S-Line que se oferta en las versioens convencionales y que no presenta una diferencia muy sustancial con el S3. Algunos de los elementos más llamativos de esta versión son las cuatro salidas de escape en la zaga, acompañados del difusor de grandes dimensiones. No faltan tampoco los característicos retrovisores en aluminio.
No falta tampoco un kit de carrocería compuesto por paragolpes más deportivos, además de un alerón trasero de dimensiones contenidas. Y cómo no, los emblemas identificativos de la edición presentes tanto en la calandra delantera así como en el portón trasero. Aunque retiremos dichos emblemas, la zaga con los escapes cuádrupules sigue mostrándonos que no estamos ante un A3 cualquiera.
Habitáculo
Y ahora llega turno de sentarnos en su habitáculo. Cuando nos metemos en el interior de un coche deportivo, generalmente, una de las cosas más llamativas suelen ser sus asientos deportivos. En este caso, el S3 está provisto de unos asientos deportivos con posibilidad de personalizar los pétalos con diferentes tapizados y con el logotipo de S3 presente en el tapizado, pero, de forma opcional, pueden instalarse unos aún más deportivos con reposacabezas integrados y que le confieren un aspecto mucho más racing al conjunto.
Otro detalle es que cuando nos sentamos en el asiento del conductor podemos ver un cuadro específico, donde además de presentar el logotipo de S3 (eso sí, no se ilumina cuando ponemos las luces), también cuenta con un manómetro de presión de turbo que nos sintetiza el soplado con unas barras de carga, para reemplazar al indicador de temperatura del motor.
Eso sí, además de los asientos tampoco encuentres encontrar muchas más diferencias frente a un A3 S-Line debidamente equipado. El volante es achatado y en su parte inferior encontramos el logotipo de S3. También, al igual que sucede en todos los modelos de Audi provistos de dicho sistema de tracción, encontramos el emblema de Quattro en la zona del salpicadero del acompañante delantero.
Mecánica
Un bloque ya conocido, tanto en el grupo como en la dinastía del S3. Se trata del robusto 2.0 TFSI, pero que ahora aumenta su potencia en 35 CV adicionales situándose en 300 CV. Pero eso no se ha conseguido únicamente mediante la modificación de la gestión electrónica, ya que en esta ocasión se han optado por numerosas modificaciones como casquillos de cigüeñal de nueva factura, así como bielas y segmentos. El turbo es también de nueva referencia (y mayor tamaño), manteniendo el soplado de 1,2 bares pero soportando ahora hasta 1000º de temperatura y además el conjunto motopropulsor se ha reducido en 5 kg gracias entre otras cosas al empleo de una culata de una aleación más ligera, basculando un total de 148 kg. Estas modificaciones lo hacen un motor aún más agracedido a la hora de potenciar y exprimir aún más sus capacidades.
Es curioso también el sistema que emplea de doble inyección, en el que cuenta con inyección directa para baja carga y altas cargas mientras que la inyección indirecta se deja para cargas medias. En total, cuenta con ocho inyectores en el raíl, de los cuales, cuatro se encargan de la directa y cuatro de la indirecta.
Los 300 CV son entregados a 5.600 RPM, mientras que su par máximo es de 380 Nm desde las 1.800 vueltas. Aunque nuestra unidad optaba por el cambio S-Tronic de doble embrague de seis velocidades, también puede solicitarse con el cambio manual de seis velocidades, para aquellos a los que les guste pelear contra el gatillo. ¿Cuál sería más recomendable? ambos cambios resultan satisfactorios, pero evidentemente el S-Tronic resulta un cambio con un agrado de uso más elevado por su comodidad. Por tanto, si vamos a darle un uso más bien polivalente que racing al coche, posiblemente nos interese más dicho cambio, pero si por contra, va a ser un coche de fin de semana para jugar con él en trazados sinuosos, el cambio manual sería -a mi juicio- una opción mucho más atractiva.
Lo que es inherente en cualquier caso es la tracción Quattro, que funciona mediante el sistema Haldex a través de un embrague multidisco de control electrónico y accionamiento hidráulico que es el que envía el par al eje trasero cuando este lo necesita.