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Uno de los aspectos que más fascinados nos dejó del SQ5 es el binomio de comportamiento-prestaciones. Pese a que no me considero un amante de las motorizaciones diésel (aunque tampoco detractor, pero si tengo ocasión de elegir entre dos propulsores de similar potencia y prestaciones, suelo decantarme por la variante gasolina), en este caso, debo admitir que me ha sorprendido -y seducido- gratamente. Una sorpresa que se extendió también a algunos aspectos de su puesta a punto, como su eficaz frenada.
Equipamiento
Su equipamiento de serie cuenta con faros de xenón con luces diurnas LED, luces traseras LED, barras de techo de color aluminio, faros antiniebla, retrovsiores exteriores abatibles eléctricamente y calefactables, sensor de luces y lluvia, climatizador bizona, espejo interior retrovisor fotosensible, pomo del cambio en cuero, seis airbags, control de crucero, freno de estacionamiento electromecánico, ESP, seis airbags, entre otros. La lista de extras es bastante extensa, pero podemos destacar elementos como el techo panorámico de cristal (que además, es abatible, aunque resulta un extra bastante caro, 1.740 euros tienen la culpa), cámara de aparcamiento trasera, MMI Navigation plus, sensores delanteros y traseros de aparcamiento, asistente de mantenimiento y cambio de carril, control de crucero adaptativo, portón trasero de apertura eléctrica o llantas de aleación de 21 pulgadas como las que calzaba nuestra unidad.
Como siempre, a través del programa Audi Exclusive Plus podremos personalizar el color exterior con aquella tonalidad que nosotros queramos fuera de la carta de colores. La disponibilidad de tapizados también es amplia, si de serie viene con alcántara cuero, podemos optar también por cuero milano, cuero napa o cuero Audi Exclusive en su lugar.
Para aumentar el feeling al volante, existe en opción una «dirección dinámica«, que es también de asistencia electromecánica, pero que en este caso se diferencia de la de serie por tener desmultiplicación variable en función del ángulo de giro del volante. No falta tampoco el sistema de sonido de alta fidelidad firmado por Bang & Olufsen (1.205 euros), como una opción más cara al equipo de sonido Audi (325 euros), que al menos, por sus características sobre papel, no está nada mal. Nuestra unidad equipaba el Bang & Olufsen, que se compone de un amplificador de 10 canales, 14 altavoces de alto rendimiento y tratamiento del sonido, con una potencia total de 505 vatios. La nitidez y la calidad del sonido es sencillamente espectacular con este sistema.
Comportamiento
Una vez sentados al volante del SQ5, cuando le damos al botón de arranque no hay nada que nos llame especialmente la atención. O lo que es lo mismo, escuchamos un sonido de propulsor diésel de seis cilindros sin ninguna particularidad en especial, acrecentado cuando el motor está aún frío.
Antes de emprender la trayectoria por una sinuosa carretera de curvas, tenemos que tener presente varios aspectos. El primero de ellos, el peso del SQ5: nada menos que 1995 kg, unido a su centro de gravedad más alto respecto a otros modelos deportivos de similar potencia (S3, S4, S5…), y ya sabes, las leyes de la física son ineludibles y aunque es un factor que impone limitaciones, desde Audi han sabido sortearlo muy bien. Todo aún, pese a que Audi ha hecho un trabajo de adelgazamientos en muchos elementos, como por ejemplo, aceros endurecidos en molde más ligeros para el habitáculo que suponen un ahorro de 15 kg, portón, capó o algunos elementos de la suspensión están realizados en aluminio con el objetivo de bajar peso.
Otro aspecto a tener en cuenta es que si nos metemos por una carretera sinuosa de curvas donde poder exprimir al máximo su potencial, resulta casi imprescindible alternar su funcionamiento en el Audi Drive Select (por cierto, no viene de serie, es un extra que vale 255 euros), que cuenta con cinco modos diferentes tal y como comentamos en la primera parte de la prueba. En este caso, el más idóneo sería el Dynamic, donde el cambio emplea una configuración más deportiva estirando más las marchas, además de cambiar el comportamiento de la dirección y entrar en marcha el sintetizador de sonido de motor, y donde antes al acelerar a fondo escuchábamos un discreto V6 diésel subiendo de vueltas, aquí pasamos a escuchar un sonido que nos recuerda mucho al de un V8 y que está muy conseguido, hasta tal punto de que llega a parecer real y todo.
Comenzamos a trazar curvas, poniéndolo cada vez más al límite, y el SQ5 se defiende de una forma muy noble, necesitando exprimir mucho sus límites para comenzar a percibir el subviraje (aquí su sistema de tracción integral permanente con diferencial central autoblocante juega también su papel). Podemos entrar a las curvas a gran velocidad y realizar los pertinentes cambios de apoyo también con la misma facilidad. Personalmente, sí que he notado un balanceo algo acusado por parte de la carrocería a la hora de exprimir sus posibilidades. Tras llevar un rato circulando a un ritmo bastante alegre, podemos comprobar como los frenos han resistido de forma más que satisfactoria (recordemos que delante lleva discos de 356mm y detrás de 300mm), y no solo eso, sino que además frena increíblemente bien, puedo afirmar que es el SUV que he cogido hasta la fecha que menos distancia necesitaba recorrer para detener el vehículo.
Conclusión
El SQ5 es un coche polivalente, esa polivalencia que nos permite realizar trayectos de larga distancia con consumos bastante contenidos (aunque debido a su enfoque, el confort que ofrece en este tipo de desplazamientos es más limitado que en otras alternativas), además de poder practicar con él conducción deportiva olvidándonos de que estamos ante un SUV.
También tenemos que tener en cuenta que su uso off-road es muy limitado, debido a la altura reducida de la carrocería y a otro factor añadido: está desprovisto de rueda de emergencia, contando en su lugar con un kit de reparación de pinchazos. Así que parece un coche más enfocado a poder ir a la nieve con total seguridad, más que a poder sacarlo por el campo con total tranquilidad.
70.335 euros. Ese es el precio en el que arranca el SQ5, un precio a todas luces elevado, pero justificable por otra parte con el abundante equipamiento que trae de serie. Hacer una elección entre él y el X3 35d es harto difícil, puesto que son modelos muy similares en todos los aspectos, y es por ello que en este caso aspectos como el equipamiento de cada uno, diseño y feeling al volante pueden ser factores decisivos para la compra.
Prueba: Audi SQ5 V6 TDI 313 CV