En la primera parte de la prueba, el Peugeot 308 nos dejó un buen sabor de boca, quizá algo eclipsado por su propulsor, del cual esperábamos más a nivel de eficiencia. Pero en términos generales, nos ha parecido un coche claramente merecedor de todos los galardones recibidos y éxitos cosechados a nivel comercial en la corta vida que aún tiene a sus espaldas.
Equipamiento
La gama del 308 está orquestada por tres niveles de acabado, y podríamos decir que en términos generales está bien estructurada, aunque vamos a detallar un poco mejor el equipamiento con el que contaba nuestra unidad, además de los extras adicionales.
La dotación Allure es la más completa, y cuenta con reposabrazos central delantero con espacio portaobjetos, así como el centrla trasero, retrovisores exteriores abatibles eléctricamente y regulables eléctricamente, freno de mano eléctrico, cierre centralizado, climatizador bizona, elevalunas eléctricos en todas las puertas, sensor de luz, sensor de lluvia, indicador de cambio óptimo de marcha, faros antiniebla, sensor de aparcamiento delantero y trasero, volante multifunción, ordenador de a bordo, retrovisor interior fotosensible, volante con ajuste horizontal y vertical, asistente de arranque en pendiente, ABS, tres reposacabezas traseros, airbag frontal conductor y pasajero, de cabeza delanteros y traseros, así como laterales delanteros y traseros, luces diurnas LED y faros full LED, asiento del conductor con ajuste lumbar, iluminación ambiental en los pies, llantas de aleación de 17 pulgadas, pantalla táctil dos tomas USB, disco duro de 7 GB, 6 altavoces con sonido Arkamys y navegador.
En lo que respecta a equipamiento opcional, nuestra unidad contaba con la tapicería en cuero Nappa ‘Negro Mistral’, un extra de 1.600 euros y que añade también asientos delanteros con calefacción. Si optamos por la tapicería en cuero, se nos desbloquea una posibilidad adicional en forma de paquete, denominado pack eléctrico que tiene un coste de 500 euros y que añade una función de ajuste lumbar eléctrico a los asientos delanteros (en el caso del conductor, además con dos memorias y ajuste eléctrico), además de la posibilidad de masaje en los mismos. La función de masaje, pese a lo atractivo de su nombre, nos ha parecido muy básica y limitada, pero que es de agradecer que esté en ambos asientos dentro del paquete mencionado.
El sistema de arranque por botón forma parte de un paquete valorado en 500 euros y engloba también embellecedores cromados en los tiradores de las puertas y una toma de 220v para los ocupantes traseros.
El techo panorámico de cristal (recordemos, no abatible) engloba al techo en sí, además de las lunas traseras oscurecidas, con un coste de 600 euros. Deberemos tener en cuenta que esto reducirá la altura interior del techo, algo que puede suponer un problema para personas de elevada estatura.
Si queremos mejorar considerablemente su equipamiento de seguridad, se oferta un paquete por 900 euros (y que no está disponible en el 1.2 VTI de 82 CV) que añade acceso y arranque sin llave, control de crucero activo, alerta de colisión, así como asistencia a la frenada de emergencia. El control de crucero activo es especialmente recomendable, porque nos permite automatizar aún más la conducción sin mermar la seguridad en viajes de larga distancia, permitiéndonos ajustar la distancia mínima con el vehículo precedente.
La pantalla que orquesta el salpicadero de la que no hemos hablado aún cuenta con una serie de accesos directos táctiles a los laterales de la misma (un total de siete) y que engloban las principales opciones que típicamente podríamos manejar con botones físicos, como pueda ser el sistema de climatización o visor de consumo, pero otras más habituales como el navegador, la radio, además de las Peugeot App y algunos ajustes del vehículo. Eso sí, si tuviéramos que poner una pega al sistema es el retardo que muestra muchas veces a la hora de responder a las acciones del dedo (lo que comunmente se conoce como lag) y la presión que hay que ejercer sobre él (estaría mejor algo más sensible).
Comportamiento
Si del 5008 criticamos el tacto de su dirección (por la resistencia que ofrecía a bajas velocidades), en el caso del 308 es todo lo contrario. Resulta una delicia. De hecho, me ha recordado mucho en su funcionamiento a la del 208, ya que a baja velocidad se vuelve una dirección con muy poca resistencia y muy fácil de maniobrar, y a mayor velocidad se va endureciendo más su tacto. Además, resulta una dirección con una gran capacidad de maniobrabilidad, que nos permite estacionar realizando menos maniobras que en otros coches. A la hora de ponerla a prueba sobre el asfalto, dicha dirección muestra un comportamiento ágil y comunicativo.
El nuevo 308 está construido sobre la plataforma EMP2, que entre sus virtudes, ha permitido reduir el peso del conjunto en 70 kg, si bien esta reducción no atiende únicamente al empleo de la plataforma en sí, sino a varios factores adicionales como los cambios en las cotas que ya te comentamos en la primera parte de la prueba.
La suspensión nos ofrece un tarado muy equilibrado, realmente cuesta emitir un juicio sobre el lado hacia el que se decantan. El hecho de que se haya reducido su centro de gravedad, unido a una buena puesta a punto, además de unos neumáticos Michelin PS3 (si bien, hay unidades del 308 que equipan los Energy Saver de baja resistencia a la rodadura). La suspensión absorve de forma muy correcta los baches y la carrocería y resulta un coche poco exigente a la hora de llevarlo al límite. Además, el tarado del ESP es bastante permisivo (y eso generalmente es algo positivo, porque en ocasiones, un tarado más restrictivo se emplea para tapar algunas de las carencias de su puesta a punto).
El tacto que ofrece el pedal de freno es más bien tirando a duro, ofreciendo en ese sentido poca capacidad de dosificación. Lo que sí queda patente a la hora de buscarle las cosquillas, es que el sistema de frenos responde en todo momento sin mostrar signos aparentes de desfallecimiento.
Conclusión
Podemos decir que estamos ante uno de los reyes del segmento C. La hegemonía impuesta por los alemanes en dicho segmento se ve cada vez más amenazada con modelos como el 308. El salto respecto al 308 de primera generación es abismal, y esto es algo que deberíamos tener en cuenta a la hora de valorarlo en nuestra compra, puesto que es algo que considero bastante positivo.
Por precio, los modelos del segmento C que más se le asemejan son el SEAT León, Volkswagen Golf y Honda Civic. Estos modelos mencionados tienen algunas características comunes, como motores diésel de bajo consumo, una variante familiar, pero el 308, al igual que el Civic aún no cuenta con una variante de altas prestaciones en su gama (pero llegará).
Nos gusta
Diseño
Vistosidad del habitáculo
Puesta a punto
No nos gusta
Consumo
Relaciones de cambio demasiado largas
Imposibilidad de equipar sistema de reconocimiento de voz
Prueba: Peugeot 308 1.6 THP 125 CV