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Seguimos adelante con la segunda parte de la prueba del Volvo XC90, un SUV de grandes dimensiones que ha sido completamente renovado para convertirse en un referente tecnológico y mostrar al mundo el nuevo rumbo estético que la marca sueca quiere dar a sus nuevas creaciones.
En la primera entrega de esta prueba pudimos ver todas las novedades estéticas, adentrarnos en un espacioso y perfectamente rematado habitáculo que acomoda hasta 7 pasajeros y conocer en profundidad los detalles de su mecánica diésel D5 de 224 CV de potencia.
Hoy tendremos la ocasión de analizar sus distintos niveles de equipamiento y precios, para después ponernos al volante en nuestra habitual prueba de conducción, que nos permitirá conocer de primera mano las sensaciones a bordo de este gran coche.
Equipamiento
El Volvo XC90 D5 está a la venta a partir de 59.471 euros, que se corresponde con el acabado Kinetic, el cual incluye de serie llantas de aleación de 18 pulgadas, reconocimiento de señales, advertencia de cambio de carril, aviso de colisión frontal, climatizador bizona, conexiones USB y AUX, control de descenso de pendientes, sensores de aparcamiento traseros, control de velocidad con limitador, control de presión de los neumáticos, sensor de lluvia, navegador ??Sensus Navegation?, etcétera.
Un escalón por encima encontramos el acabado Momentum -64.376 euros-, que añade a lo anterior llantas de 19 pulgadas, asistente de aparcamiento, sistema de control de la calidad del aire, luces antiniebla, portón trasero eléctrico, regulación eléctrica de asientos delanteros, y tapicería parcial de cuero.
La versión más equipada se denomina Inscription -70.412 euros- y añade llantas de 20 pulgadas, ajuste de modos de conducción, asiento del conductor con memoria, sensor de aparcamiento delantero, faros LED con luz de giro y tapicería de cuero. Por el mismo precio que el Inscription tenemos la versión R-Design, que con similar nivel de equipamiento añade elementos tanto exteriores como interiores de corte deportivo.
Entre los extras más destacables con los que completar nuestro XC90 encontramos la pintura metalizada -1.132 euros-, cámara de visión periférica -1.163 euros-, retrovisor interior electrocrómico -82 euros-, suspensión neumática adaptable -2.704 euros-, acceso y arranque sin llave con portón manos libres -723 euros- o la alarma antirrobo -660 euros-.
Comportamiento
Nos ponemos cómodos, abrochamos el cinturón y arrancamos el motor diésel de dos litros y 224 CV girando suavemente hacia la derecha un cuidado selector ubicado entre los asientos. Al ralentí, el sonido del motor es prácticamente imperceptible, y los primeros metros se recorren con un confort al alcance solo de un puñado de vehículos.
El propulsor de la versión D5 es enérgico desde la zona baja del cuentarrevoluciones gracias a su generoso Par motor, y por un momento nos hace olvidar que estamos al volante de un vehículo que sobrepasa las dos toneladas. El funcionamiento de la caja de cambios automática de 8 velocidades es satisfactorio por su suavidad y refinamiento. Las transiciones entre marchas ??bastante frecuentes- resultan imperceptibles para el conductor y pese a que la palanca permite un modo secuencial no lo he encontrado útil -salvo para retener el motor en bajadas- debido a lo engorroso de encargarse de tantas relaciones de forma manual. El único acabado que incluye levas tras el volante es el R-Design.
En el momento de enfrentarnos a un tramo de curvas más o menos exigente es donde sale a relucir la gran masa del XC90. El trabajo realizado sobre el chasis y suspensiones es encomiable, y dota a este Volvo de una agilidad inusual en este tipo de carrocerías, aunque si nos pasamos de la raya comprobaremos como las inercias provocadas por su peso nos pondrán unos límites perfectamente definidos y controlados por las asistencias electrónicas.
A nadie se le escapa que el Volvo XC90 ha sido diseñado pensando más en el asfalto que en la tierra, aunque cabe decir que la excelente respuesta de su tracción integral y una altura libre al suelo mayor que la de sus competidores directos permite alguna que otra incursión por vías sin pavimentar ??mejor si se equipa con suspensión neumática- aunque éste no sea su punto más fuerte.
El consumo medio de 5,7 litros que Volvo homologa para este propulsor es prácticamente imposible de lograr con una conducción realista, en la que más bien se convierten en algo menos de 8 litros por cada 100 Km, dependiendo del porcentaje de kilómetros que recorramos en entornos urbanos. Aun así el consumo es realmente bueno para un coche de su tamaño y peso, donde destaca su gran autonomía gracias a un depósito de combustible de 71 litros.
Conclusión
Estamos ante uno de los mejores SUV del momento, capaz de plantar cara a unos rivales consolidados en el mercado, y ello gracias a un excelente equilibrio entre diseño y tecnología. Sus renovadas líneas nos muestran el camino hacia futuros diseños de Volvo y da un paso de gigante con respecto a su predecesor.
El habitáculo hace gala de una gran calidad tanto de materiales como de ajustes, y su diseño minimalista centrado en una gran pantalla multifunción me ha parecido más que acertado. Destaca también por su gran habitabilidad y sus 7 plazas completamente funcionales para adultos, aunque el acceso a la tercera fila de asientos sigue siendo mejorable.
El motor D5 de 224 CV es perfecto para mover con soltura al XC90 y pese a que sus consumos distan bastante de los declarados siguen manteniéndose en cifras razonables. El nuevo chasis que estrena le confiere una muy buena maniobrabilidad que aunque no le pueda calificar como ágil sí que sorprende por su buena respuesta en cualquier circunstancia.
Como argumento final en su ataque al segmento de los grandes SUV tenemos un nivel de equipamiento tecnológico y de seguridad de primer nivel, todo ello con un precio final inferior al de todos sus rivales directos. ¿Qué más se puede pedir?
Eso de un precio inferior…. Añádele extras para equipararlo con otros que lo traen de serie y se va de precio.