A estas alturas no deben ya sorprendernos los anuncios de los fabricantes para cesar la inversión en motores diésel o incluso en nuevos motores térmicos para poder destinar esos recursos económicos al desarrollo de propulsores eléctricos, que es hacia donde va claramente la industria.
Renault, uno de los fabricantes europeos que durante décadas más ha apostado por los motores diésel, anuncia ahora que cesa la inversión en nuevos motores diésel. Esto implica que no veremos nuevas generaciones diésel, aunque sin embargo, seguirán manteniendo los actuales en su gama y haciéndoles pequeñas actualizaciones para poder seguir manteniéndolos en comercialización.
Ahora bien, la catarsis podría venir cuando en un plazo de cuatro años, entre en vigor la normativa Euro 7, que será mucho más severa y restrictiva que la actual Euro 6d y que puede hacer inviable continuar comercializándolos sin el desarrollo de una nueva generación, por lo que en ese caso nos encontraríamos como toda la gama diésel desaparezca de la gama en favor de la electrificación, ya sea con modelos híbridos o 100% eléctricos.
De hecho, es más probable que antes de llegar a esa situación, los propulsores diésel ya hayan desaparecido de forma natural de la gama, ya que actualmente sólo el Koleos y Mégane ofrecen opciones diésel, por lo que la desaparición de estos motores no sería un cambio a priori tan drástico como pueda parecer.
