Finalmente Volvo ha cumplido su promesa realizada un año atrás para no producir más modelos con motor diésel a comienzos de 2024 y así lo ha hecho, fabricando su última unidad con motor diésel.
En concreto, se trata de un XC90 que ha salido de la fábrica de Torslanda y que no terminará en ningún concesionario ni cliente, sino que en su lugar, se enviará al museo de Volvo en Gotemburgo ya que esta unidad es ya parte de la historia de la marca, y más concretamente, de este proceso de transición de la misma.
Volvo comenzó a producir vehículos con motores diésel en 1991 y hasta la fecha, ha producido más de nueve millones de vehículos. Y no es para menos teniendo en cuenta que vivieron en la cúspide del diésel en Europa, donde en el año 2010 acaparaba casi la totalidad de ventas dichas motorizaciones en sus modelos. Incluso en 2015 todavía seguían suponiendo el 88% de sus ventas, pero el escándalo de emisiones de Volkswagen, unido a las cada vez más exigentes normativas de emisiones han hecho que no sólo en Volvo, sino que en el resto de marcas el diésel haya caído estrepitosamente en cuota de mercado en favor de vehículos electrificados. En concreto, según ACEA, en 2023 el porcentaje fue tan sólo del 13,6% en Europa, mientras que los vehículos 100% eléctricos lo superaron con un 14,6% de la cuota.
El primer modelo de Volvo en contar con un motor diésel fue el 244 GL D6 que ni tan siquiera contaba con un motor desarrollado por la propia marca, sino que estaba proporcionado por Volkswagen y Audi y contaba con seis cilindros. No fue hasta 2001 cuando comenzaron a ofrecer su diésel de desarrollo propio, en este caso con cinco cilindros y producido en la planta de Skövde.
¿Cuál es el siguiente paso? prescindir de los motores de combustión interna. Para eso, sin embargo, todavía quedan algunos años, ya que la marca no espera ser completamente eléctrica hasta el año 2030.
