A la ya de por sí delicada situación que atravesaban muchos fabricantes debido a las fuertes inversiones en I+D que han tenido que realizar para la electrificación de su gama, se suma este año la caída de ventas producida por el coronavirus. Aquellos grandes grupos con un importante músculo financiero han podido sobrellevar la situación, pero otros más pequeños no han corrido la misma suerte.
Es el caso de SsangYong Motor, que este pasado lunes solicitó someterse a un concurso de acreedores debido a que no puede asumir el pago de sus créditos por valor de 60.000 millones de wones, es decir, cerca de 55 millones de euros.
El pasado 14 de Diciembre, SsangYong Motor tenía la obligación de saldar su deuda de 55 millones de euros con algunos de sus principales acreedores como Bank of America, BNP Paribas y JP Morgan. Ante la imposibilidad de poder llevarlo a cabo, han tenido que recurrir al concurso de acreedores para llevar a cabo una reestructuración autónoma y que les permitirá durante tres meses renegociar su deuda con los acreedores para retrasar así la decisión judicial de llevarla a un concurso de acreedores real.
Sin embargo, nada parece indicar -a tenor de los ingresos actuales- que pueda evitarse ese concurso de acreedores real, debido a la imposibilidad de poder hacer frente a las deudas… salvo que la propia Corea del Sur les brinde un paquete de ayudas estatales, para lo cual, necesitan continuar con su actividad comercial, no detener el pago a sus empleados ni suministradores y paralizar la venta de activos.
A esta situación se une que debido a la pandemia del coronavirus, desde Enero a Noviembre de 2020, las ventas han caído un 20% respecto al mismo periodo de 2019 con 96.825 unidades vendidas, arrastrando unas pérdidas netas de 193.500 millones de wones (143 millones de euros). A esto hay que sumar que Mahindra & Mahindra, propietaria de un 74,65% de la firma, paralizó las inversiones este verano y desde entonces busca comprador para SsangYong.