La historia del Subaru BRZ (lee nuestra prueba del BRZ aquí)ha ido prácticamente de la mano del Toyota GT-86 en todo momento, y es que durante la época previa al debut y comercialización, la idea del desarrollo de un coupé de capacidades dinámicas por parte de las dos marcas japonesas se postulaba apasionante. Sin embago, y aún avanzó el tiempo, no podemos negar que esta idea se quedó en mucho menos de lo que nos hubiese gustado.
Ahora que ya estamos entrando en el ocaso de la vida útil del Subaru BRZ, y con Toyota planeando un lavado de cara para aguantar el tirón del GT-86 un par de años más, parece claro que lo mucho o poco que esperemos de ambos japoneses tendrá que verse ya en la segunda generación. Ambas marcas podrían repetir en cuanto al desarrollo y puesta en el mercado de ambos modelos, y en el caso del BRZ, Subaru buscará cumplir con todos aquellos que quisieron el BRZ, pero se quedaron en el camino.
Superar los 300 caballos, clave para conseguir el éxito
Los 200 caballos del BRZ no son en absoluto suficientes, y menos aún teniendo en cuenta que hablamos de un motor bóxer atmosférico, con escasas capacidades de potenciación en el mercado, algo muy demandado en este tipo de coches asiáticos. Por ello, no es ningún secreto que Subaru está teniendo muy en cuenta la posibilidad de que el sucesor del BRZ tenga una versión tope de gama STI que instale un turbocompresor junto con un turbo eléctrico, es decir, que cuente con un sistema de propulsión muy avanzado que además de reducir prácticamente el retardo del turbo por completo, permita una potencia superior a los 300 caballos y un abanico de potenciación en el mercado mucho más amplio.
El nuevo Subaru BRZ no llegará al mercado hasta finales de década, ya que de momento Toyota anunció recientemente la consolidación en el mercado de una renovación de medio ciclo del GT-86, que se comercializará a mediados del año que viene.