El Porsche 918 Spyder debutó hace ya prácticamente cuatro años como un sucesor más que digno y apasionante del Carrera GT. El modelo cumbre de Porsche y aquel que fue fabricado a mano unidad por unidad, en tirada muy limitada y con un precio ostentoso y solo apto para unos pocos. Es interesante recalcar que según la marca de Stuttgart, un modelo de estas características solo sale de fábrica de Porsche cada una década. Y echando cuentas, el sucesor del 918 Spyder no debería llegar hasta el 2023 al menos, pero…
...esta fecha se podría adelantar, y más de lo previsto. ¿Por qué? La respuesta recae de manera obvia en los proyectos que tanto Mercedes-Benz como Aston Martin tienen entre mano. Sus respectivas apuestas (Mercedes-AMG Project One y AM Valkyrie) supondrán un golpe de efecto en el mercado de los superdeportivos exclusivos, ofreciendo alternativas al Bugatti Chiron, y creando de una manera u otra un nicho de mercado que hasta ahora ha estado notoriamente limitado por la falta de competencia y alternativas disponibles. Con marcas como Audi ya barajando participar, un fabricante deportivo como Porsche no puede quedar relegado a un segundo plano durante más de cinco, seis años. Y esto, será un motivo de peso para el desarrollo del «nuevo» 918 Spyder.
Si bien es cierto que Porsche está trabajando en la vuelta del 911 GT2 RS, los 700 caballos que alcanzará -según las previsiones- no serán suficientes para competir en un mercado que juega en otra categoría. Y es que aquí no importan las ventas sino la exclusividad y la imagen que se da, símbolo de poder y capacidad de desarrollo para atraer nuevos clientes que busquen modelos más asequibles pero con el mismo espíritu deportivo. Tanto el Project One de Mercedes-AMG como el Valkyrie de Aston Martin cumplirán con creces dicho cometido, lo que se traducirá en ventas que se irán de Porsche a estas marcas.