Mientras que hay gente que usa sus deportivos en contadas ocasiones, tratándolos poco menos que oro en paño, otros, simplemente, se limitan a disfrutarlos y a hacerles kilómetros sin importar las circunstancias.
Dentro de esta polarización, la gente que nos encontramos en este último grupo, llega a extremos tales como adaptar su deportivo para poder irse a la montaña con él. Es el caso de un ciudadano de Singapur, que decidió irse con su Nissan GT-R al campo base del Everest que se encuentra a 5.380 metros sobre el nivel del mar, y para el cual, llegar a él no es trivial porque requiere de numerosas adaptaciones para que el vehículo sea capaz de sortear todos los obstáculos.
En este caso, las realizaciones que ha tenido que realizar el protagonista de nuestra historia, Kah Chuan Hoong no han sido muy profundas, aunque no son especialmente adecuadas para un coche de la talla del Nissan GT-R: fundamentalmente ha levantado la altura del vehículo y ha adaptado el paragolpes delantero para de esta manera mejorar el ángulo de ataque del vehículo.
Hasta llegar al Everest, Hoong tuvo que recorrer miles de kilómetros atravesando Malasia, Tailandia, China y hasta llegar a Nepal, teniendo que soportar duras condiciones el VR38DETT, tanto por la altitud como por la calidad de la gasolina donde precisamente por su condición es mucho más delicado que lo que pueda ser un coche convencional. Pese a todo, el propietario asegura que no dio el más mínimo problema.
Si tuvieras un GT-R, ¿serías capaz de embarcarte en una aventura de esta índole, o en su lugar apostarías por un vehículo mucho más apto?