Cuando el Tesla Model S debutó como modelo de producción hace ya más de tres años, no fueron pocas las incógnitas que se focalizaron en torno a la berlina eléctrica por excelencia. Fue la apuesta más importante de todo el lustro pasado -mucho más allá del Roadster-, y las críticas que llegaron fueron muy importantes: amenazas de escasa autonomía, un mantenimiento costoso a la larga… sin embargo, ahora que ha pasado el tiempo, todo parece tornarse diferente a como muchos lo imaginaban.
Esta unidad del Tesla Model S -en pantalla- pertenece a Ari Nyyssönen, un taxista finlandés que comenzó a trabajar con su Tesla Model S nuevo de fábrica en el año 2014 y que ahora ha hecho oficial lo que pocos pensaban en su momento: ha superado los 400.000 kilómetros, y la lista de mantenimiento y estado actual del vehículo, no deja de ser sorprendente. Lo más llamativo de todo es que el pack de baterías que instala -es la unidad 85 kW/h- se ha degradado poco más del 7%, pasando de ofrecer unos 400 kilómetros de autonomía -cifra fijada de fábrica- a aproximadamente 370, 30 kilómetros menos.
El mantenimiento más allá del típico de cualquier coche -como los frenos- que se ha llevado a cabo en el Model S ha sido el típico de las primeras unidades: reemplazo del motor eléctrico -muchos eran defectuosos de fábrica- y pequeñas averías fáciles de arreglar como un problema de medición de baterías. Esta historia nos recuerda también a la del Tesla Model S que recorrió más de 1.000 kilómetros con una sola carga (imagen siguiente), y que juntos, se van sumando poco a poco a lo que ya es un éxito rotundo. Y es que el Model S superó todas las expectativas, y aún continúa haciéndolo.
Vïa: HS.fi