Aunque el Roadster ya no se produzca y el Model S y X hayan captado un amplio protagonismo dentro de Tesla, la firma americana no se ha olvidado de los propietarios de este modelo basado en el Lotus Elise, en parte, gracias a la experiencia adquirida en el desarrollo de dichos modelos y a los desafíos que se han tenido que enfrentar con ellos.
Inicialmente, se especuló con que esta actualización iba a aportar grandes cambios como la compatibilidad con los nuevos supercargadores de Tesla, pero finalmente, los cambios se limitan a neumáticos, aerodinámica y una nueva batería, dando como resultado una autonomía considerablemente superior, de prácticamente el doble que la actual.
Empezando por su aerodinámica, Tesla ha logrado mejorar su coeficiente aerodinámico, reduciéndolo desde 0.36 hasta 0.31, una mejora del 15% que se consigue gracias al nuevo kit aerodinámico. Esto se acompaña de unos neumáticos de baja resistencia a la rodadura, ya que anteriormente sus neumáticos contaban con un coeficiente de resistencia a la rodadura de 11,0 kg / tn, mientras que con estos es de 8,9 kg /tn.
La batería: el gran cambio
La nueva batería de 70 kWh de capacidad (antes 56 kWh) aumenta en un 40-50% su autonomía, todo ello, manteniendo el mismo tamaño que la anterior, gracias a la nueva tecnología de celdas que permite usar nuevas celdas con una capacidad de carga aún mayor.
Es decir, se pasa de los 392 kilómetros de autonomía que computaba hasta la fecha, a unos nada desperciables 644 kilómetros. Una cifra muy a tener en cuenta para un modelo eléctrico, donde es precisamente su talón de aquiles, aunque en el caso de los Tesla cada vez menos.
Por el momento se encuentran finiquitando el desarrollo de la actualización y no será hasta la próxima primavera cuando los usuarios puedan optar a ella, si bien, por el momento a un precio desconocido.
