El pasado jueves asistimos a un evento para bloggers en el que pudimos probar la nueva apuesta de la marca alemana en un segmento tan de moda, tan reñido y tan exigente como es el de los compactos. Partimos desde la Ciudad Universitaria de Madrid hacia el lugar del propio evento conduciendo los Astra, primero un poquito por ciudad, luego autopista e incluso un tramo de puerto de montaña de la sierra madrileña.
Comenzando por el uso urbano, el Astra destaca por una dirección muy suave, que no imprecisa, y un tacto agradable del coche a bajas velocidades. La unidad que pudimos probar montaba el motor 1.7 cdti de 125 cv, y para tal uso se puede decir que va sobrado, si bien le falta algo de fuerza por debajo de la zona de las 2000 rpm. Si sólo va a utilizarse por ciudad, y es necesario un coche así de grande, hay mejores opciones, más económicas y adecuadas para eso, pero desde luego, éste cumple sin ningún problema.
Al salir a la autopista, se nota que lleva un buen aislamiento acústico, pues es difícil encontrar ruidos derivados de la aerodinámica que se filtren al interior: el trabajo en ese sentido en la zona de las puertas y las ventanillas es excelente. El motor al ralentí es muy silencioso, al estilo de los diésel modernos, y se aleja mucho del clásico «tacataca», si bien al subir de vueltas sí que se hace notar, más allá de las 3000 rpm, pero tampoco es molesto, y dado que por el tipo de motor no se suele rodar a ese régimen, no supone un problema. Viajando cuatro personas en el coche, se movía con bastante «alegría», alcanzando sin mayores problemas velocidades legales, y sin sensación de forzar: aún quedaba máquina para rato.
En las mismas condiciones, subiendo el puerto de montaña, en ningún momento se vio falto de potencia, aunque tampoco llegamos a realizar ningún adelantamiento, hubiera sido bueno evaluar en esa situación la respuesta en general del coche. El comportamiento en carretera revirada con pendiente es bueno, quizá en ocasiones algo subvirador, típico de los vehículos con tracción delantera, pero no debería de ser complicado llevarlo por un puerto de montaña para cualquier conductor, tanto en subida como en bajada. Quizá el tarado algo duro de la suspensión, molesto al pasar por los resaltos y baches tan habituales de la ciudad, aquí sea clave para transmitir buenas sensaciones, todo bajo control.
Así es el cuadro del Opel Astra
Nuestra unidad no montaba el sistema FlexRide, que permite adaptar diversos reglajes del coche según el estilo de conducción que vayamos a aplicar, con tres modos: el normal, por defecto, Tour y Sport. Como detalle, al activar el modo Sport, la luz del cuadro cambia de color, de blanco intenso a rojo. Sin duda, toda una declaración de intenciones. Pero no pudimos ver si realmente cumple lo que a priori promete. También nos queadamos con las ganas de probar los faros adaptativos AFL, que tienen hasta 9 posiciones diferentes, según la velocidad, la posición del volante o incluso la climatología (en combinación con el sensor de lluvia). Otras novedades que se quedaron en el tintero quizá nos dejaron más con la curiosidad que otra cosa, pero tampoco las vimos imprescindibles, como puede ser el Opel Eye: una cámara que «lee» las señales de velocidad y de prohibido adelantar y las muestra en la pantalla del ordenador. Quizá su utilidad real pueda estar en la posibilidad de avisar en caso de cambio involuntario de carril, pero no parece algo imprescindible.
Se percibe un buen ambiente en el interior del Opel Astra. La posición al volante está lograda, con todos los mandos al alcance, un cuadro que se lee bastante bien y los botones necesarios en el volante, ni más ni menos. El diseño interior, por lo demás, es agradable, las plazas traseras son cómodas, aunque la caída del techo afecta a la altura disponible. Sobre las calidades de los materiales, lo cierto es que hay un poco de todo: en las plazas delanteras, gran parte de los plásticos al alcance de las manos están acolchados y transmiten una buena sensación de calidad. Pero en la zona trasera eso ya no ocurre, y sólo hay plástico duro, que sin ser, en general, malo, sí que desmerece un poco a todo el conjunto. Otro detalle negativo en esta zona es que nos encontramos con apertura manual de las ventanillas, con la clásica manivela. No digo que a todo el mundo le haga falta tener elevalunas traseros eléctricos, pero en un coche en que se ha invertido tanto esfuerzo en tener un diseño atractivo, una buena gama de motores, tanto en diésel como en gasolina, y que pretende posicionarse entre los mejores compactos del mercado (imponiéndose a los competidores locales, en especial al Golf), me parece un error dejar detalles así. Quizá en el acabado Essentia podría tener justificación -el más bajo de la gama-, pero el nuestro era el acabado que, en palabras de miembros de Opel, más se va a vender, el Enjoy, así que es donde más deberían haberse esmerado en marcar la diferencia con los pequeños detalles. Vimos algún que otro plástico mal rematado, con alguna rebaba, pero eso parece más bien algo puntual de nuestra unidad.
Detalle del cuadro iluminado en rojo en el modo ‘Sport’
En general, es un coche que deja buen sabor de boca, con un tamaño superior a la media, más en la línea de compactos grandes como el Lancia Delta, Fiat Bravo o Seat León -posteriormente aparecerán otras versiones del Astra: GTC, que probablemente siga en la línea del Renault Mégane Coupé, acercándose aún más a un coupé que a un compacto de 3 puertas; familiar y probablemente también berlina-, con las miras puestas en los compactos de mayor calidad, pero que tiene algunos defectos casi de los más baratos.
Vaya, al fin lo encontré. Supongo que eras tú quien iba conmigo en el coche, ¡se me olvidó preguntarte cuál era tu blog!
Suscribo al 100% las impresiones, salvo la de la altura trasera, que a mí me pareció más que suficiente.
Por cierto, por lo que estoy leyendo por ahí, parece que la gente está comprando más el Cosmo. ¿Se habrán equivocado los de Opel en sus previsiones?
Sí, efectivamente, era yo. Fue un pequeño detalle que se nos pasó, porque yo tampoco sabía cuál era tu blog, pero bueno, como se suele decir, ¡más vale tarde que nunca!
No me he fijado mucho sobre qué se compra más la gente, pero de ser así tendremos que pedir que nos dejen probar un Astra Cosmo bien equipado, me temo…
El regalo me encantó, como si me hubiesen leído el pensamiento.
Y sí, habrá que pedir que nos dejen un Cosmo… el 1.4 turbo de gasolina, a ser posible :D