Toyota ha sido una de las marcas que ha permitido con modelos como el Prius y más recientemente con otros como el Yaris Hybrid o incluso el C-HR que los modelos híbridos puedan ser accesibles al gran público, ofreciendo precios populares en las mismas ligas que los motores de combustión equivalentes, aún con todo el coste adicional que supone para el fabricante el paquete de baterías.
Sin embargo, y a diferencia de otros fabricantes, Toyota está apostando también de manera firme por los vehículos de hidrógenos, hasta el punto de que creen que para el año 2025 podrán equiparar el precio de sus vehículos que funcionen a hidrógeno con el de sus vehículos híbridos. Para ponerte en antecedentes, un modelo a hidrógeno de su gama como es el Mirai, cuesta en Alemania 66.000 euros, es decir, tres veces más que un Prius, siendo por tanto una diferencia demasiado plausible y sobre todo, inasumible para el grueso de compradores que manejan presupuestos mucho más comedidos.
Todo esto podría cambiar ya que según altos cargos de Toyota que han realizado algunos comentarios en el Salón de Tokio, la nueva generación de pila de hidrógeno será considerablemente más barata de preducir y más eficiente, hasta el punto de que veremos su precio equipado al de los híbridos para el año 2025. Esta nueva generación, sin embargo, se espera que aterrice en el mercado en el año 2020.
La tecnología de pila de hidrógeno no está siendo únicamente investigada por Toyota en vehículos, sino también en camiones: actualmente se encuentran desarrollando y testeando en la vía pública un camión de hidrógeno con más de 670 CV de potencia y 1.796 Nm de par nutridos de los dos grupos de pila de combustible como los del Toyota Mirai y una batería de 12 kWh, ofreciendo una capacidad de carga combinada del prototipo de 36.000 kg con una autonomía de más de 320 kilómetros.
En cualquier caso, todavía es una tecnología que tardaremos mucho en ver cómo se populariza: empezando por las escasas hidrogeneras que hay en muchos países del mundo, unido a otros problemas adicionales relacionados con los elevados costes de producción y distribución -sobre los que también está trabajando la industria-.