El Lotus Elise, desde su primera generación, ha sido un coche ideal para hacer todo tipo de swaps de motor, siendo uno de los más populares el K20 atmosférico de Honda por su elasticidad, sin embargo, podemos ver transformaciones incluso a V8 de General Motors o el Elise protagonista de hoy, que ha recibido nada menos que el motor V10 del BMW M5/M6.
Todo comenzó hace tres años, cuando Dustin Anthony, propietario de Monivetti Automotive decidió meterse en esta locura de proyecto. Compró un motor V10 de BMW y se puso manos a la obra para llevar a cabo su sueño. Este tipo de locuras las hemos podido ver de la mano de Hennessey, pero no de una única persona con grandes ambiciones.
El primer problema con el que se topó fue al falta de espacio: el Elise está concebido para un motor de cuatro cilindros -al que tampoco es que le sobre especial espacio-. Así que ha tenido que extender su anchura en 35 centímetros y su batalla en 279 centímetros. Para ello, ha tenido que rehacer casi por completo su kit de carrocería, que ha aprovechado para hacerlo mucho más agresivo y vistoso, quedando prácticamente como un GT en su configuración final.
Y… ¿qué caja de cambios ha sido la elegida? como bien sabes, el M5 E60 contaba con una caja de cambios SMG, que además de no destacar por su fiabilidad, tampoco era receptora de muy buenas críticas por su comportamiento. En Estados Unidos, además, se podía adquirir en exclusiva el modelo con caja manual, sin embargo, Anthony ha preferido apostar por una caja transaxle de un Porsche GT2 para la cual ha tenido que hacer en CNC un adaptador además de un embrague a medida. También ha sido necesaria una instalación eléctrica completamente hecha desde cero.
El proyecto le ha costado sólo en piezas 60.000 euros -a lo que hay que sumar el coste del coche y la mano de obra de él-, además de tres años de duro trabajo que ha llevado a cabo él solo.
Después de esto, Anthony quiere poner en marcha una compañía de superdeportivos para el año 2020 y esta aventura le ha servido para aprender, poder poner en práctica muchos de esos conocimientos y además, poder perfeccionar a nivel de aerodinámica y suspensión la unidad en circuito para que le sirva luego para el desarrollo de los futuros superdeportivos de su compañía.