Aunque durante más de una larga década, las tres generaciones del Nissan Skyline GT-R han tenido en común gran parte de su mecánica, el R35 rompió por completo los esquemas que tradicionalmente habían caracterizado a la saga GT-R, empezando por el motor de 6 cilindros en línea y apostando en este caso por una configuración en V.
Pero precisamente, en las generaciones más veteranas, su propulsor era -y es- uno de los elementos más codiciados del mismo. Se trata del RB26DETT, una evolución del RB25DETT pero con tracción a las cuatro ruedas. Se trata de un 6 cilindros en línea de 2.6 litros con doble turbo que ya de por sí contaba con una potencia de serie bastante respetable (280 CV, una cifra que aunque a finales de los 90 no infundiera tanto respeto, a finales de los ’80 cuando llegó el R32 GT-R resultaba espectacular, junto a su tecnológico sistema de tracción ATTESA). Pero sin duda lo que lo hace verdaderamente interesante a este motor es su potencial de cara a prepararlo.
Precisamente el propulsor RB26DETT se ha mostrado prácticamente inalterado en las tres generaciones comunes (R32, R33 y R34), marcando la mayor diferencia el R34 por la inclusión de la caja de cambios manual Getrag de 6 velocidades. Pero… entre un R34 GT-R y un R35 hay un abismo de diferencia, además de por los años transcurridos entre ambos modelos -más de una década-, por otros aspectos tales como los 300 kg que pesa de más el R35 frente al R34, el sistema de tracción integral aún más avanzado que posee, la aerodinámica mucho más estudiada, entre otros factores.
¿Cuál es mejor? ¿los tiempos pasados siempre fueron mejores? AutoExpress ha enfrentado a ambos en circuito analizando el comportamiento de cada uno y ayudándonos a extraer mejor una conclusión al respecto. No te pienses que existe una diferencia abismal de precio entre ambos, porque hoy en día para hacerte con un R34 GT-R en el mercado de segunda mano en unas condiciones más que aceptables necesitarás desembolsar como mínimo 30.000 euros, matriculación aparte (que es posible, en España los hay, pero a base de contactos y dinero).