El Trabant es un coche que a día de hoy guarda una magia indiscutible. Basta pasear por Berlín para percatarse de los museos o culto general que existe hacia este modelo en cuestión. Es prácticamente un símbolo para ellos, pese a todo lo que ha llovido desde la RDA (República Democrática Alemana).
Un auténtico «coche del pueblo», cuya característica principal era su ligereza gracias a la carrocería de Duraplast, un compuesto de resina reforzado con fibras del algodón. Además, hacerse con uno era toda una odisea, con listas de espera que pasaban los 10 años, en parte debido a que su proceso de fabricación se realizaba casi de forma íntegra a mano y fabricar el Duroplast no era trivial por los procesos que tenía que atravesar. En total se fabricaron 3 millones de unidades.
Eso sí, dado que era un coche destinado a motorizar al pueblo, las prestaciones y equipamiento no eran su fuerte, sino todo lo contrario. Su motor de dos tiempos y 500cc de la primera versión no le permitía lograr ni los 100 km/h con sus escasos 17 CV, aunque posteriormente, con el P60 se mejoró ligeramente su rendimiento con 600cc de cilindrada y finalmente en 1989 llegó el 1.1 con un motor de cuatro tiempos para más tarde cesar su producción en 1991.
Pero ya sabes que estos coches tan poco potentes también suelen ser caldo de cultivo para ser carne de swap y convertirse en lobos con piel de cordero. Bueno, en este caso salta a la vista con su aspecto, sus semibaquets y jaula antivuelco que no estamos ante un cordero precisamente, pero vamos a ahondar mejor sobre su preparación: pertenece a un ciudadano Polaco que inicialmente le transplantó un motor 1.1 de un Volkswagen Polo, para posteriormente optar por el 2.0 16V ABF de un Golf GTI. Pero tiempo después sufrió un accidente en un Audi TT y ahí fue cuando aprovechó para destripar su motor y sistema de tracción para transplantarlo en el Trabbi.
Era, como no podía ser de otra forma, el 1.8 T con una preparación que lo dejaba en 270 CV. acolpado a un cambio manual. El propietario en cuestión, como es obvio, ha tenido que realizar numerosas modificaciones en el chasis para aumentar su escasa rigidez, además de adaptar el sistema de frenos con discos de 312 mm en el eje delantero y 256 mm en el eje delantero. Atento a las prestaciones: 0-100 km/h en sólo 4,5 segundos y 0-200 km/h en 15,5 segundos.
En su habitáculo podemos ver también el cuadro de relojes del TT, y además, el propietario asegura que los sistemas electrónicos tales como el ABS o ESP son plenamente funcionales.