El Nissan GT-R R35 lleva ya un buen puñado de años en el mercado. Y aunque es cierto que técnicamente no levanta la misma expectación que lo que lo hacía cuando llegó al mercado, las constantes actualizaciones del modelo lo han seguido manteniendo en la cresta de la ola, con unos tiempazos en circuito que no dejan indiferente a nadie.
Pero… ¿sabías que el montaje de sus motores se realiza a mano por cinco artesanos altamente cualificados? Porque sí, el montaje por robots al que acostumbran la mayoría de fabricantes que producen motores en masa es eficaz y rápido, pero… ¿dónde queda el juego de manos, la pasión y la experiencia de un buen profesional cualificado? Así es como Nissan pretende aportar ese granito de arena diferenciador frente a otros fabricantes.
Cinco son las personas (denominadas Takumis) encargadas del montaje de los V6 de 3.8 litros (VR38DETT) con doble sobrealimentación, que en su última evolución suma 20 CV de potencia adicionales hasta catapultarlo hasta los 570 CV y con una mejor entrega de potencia en medios y bajos (es decir, de 3.200 RPM en adelante), estando controlado por una caja de cambios de doble embrague y seis velocidades. Cada motor requiere de un proceso de nada menos que 6 horas para que se complete.
Sorprende ver que para la realización de algunos de los procesos no emplean instrumental altamente tecnológico: se dejan guiar, en muchos casos, por la suma de sus cinco sentidos para culminar un montaje cuyos resultados están a la vista.