Ya tratamos recientemente el otro día el tema de la contaminación en los vehículos eléctricos, haciendo especial hincapié tanto en el proceso productivo como en el posterior reciclaje, siendo el primero de ellos un proceso altamente contaminante y que tira por tierra el argumento de que un vehículo es de cero emisiones por ser eléctrico. Pero un factor que no hemos tenido en cuenta y que en este caso afecta tanto a modelos eléctricos como térmicos es el de la contaminación generada por las partículas de las pastillas de freno, derivada de la fricción entre el disco y las pastillas.
De acuerdo a un estudio elaborado por Mann-Humel, alrededor de 10.000 toneladas de partículas se desprenden de las pastillas de freno anualmente en los vehículos sólo en Alemania. Imagina si ahora lo extrapolamos a un ámbito global. Lo más preocupante es que estas partículas tienen capacidad para penetrar en los alvéolos pulmonares y poder causar diversos problemas relacionados con enfermedades cardiacas y respiratorias.
No es de extrañar que en cuestión de pocos años, veamos como también la UE y otros países abogan por la obligatoriedad de instalar filtros de este tipo en todos los vehículos nuevos. O que incluso, sea requisito para acceder a determinadas ciudades, donde por cierto, más desgaste sufren los frenos. Volkswagen ya estaría trabajando en ello, tal y como se ha podido constatar recientemente en un Golf GTD que ha sido cazado equipado con un filtro de partículas para los frenos instalado.
Todavía no sabemos mucho acerca de cuál sería su funcionamiento, pero sabemos que Mann-Humel han estado trabajando en ellos desde el año 2003. Este filtro estaría bajo una robusta carcasa capaz de soportar altas temperaturas y la corrosión y que se podría instalar en diferentes tamaños de freno. En los tests realizados y según la nota de prensa publicada por ellos, demuestran ser capaces de capturar hasta un 80% de las partículas generadas por los vehículos durante la frenada.