El siguiente relevo generacional del Volkswagen Golf GTI se enfrenta al cambio más radical de toda su historia: la adopción de una mecánica híbrida. Es cierto que actualmente tenemos el Golf GTE, que vendría a ser algo así como el GTI híbrido, pero en este caso irá mucho más allá, ya que en este caso no habrá un GTI con una configuración convencional. ¿Supondrá esto la desaparición de dicha variante GTE al carecer de sentido?
Esta nueva generación del Golf GTI continuará apostando por un propulsor de dos litros gasolina de cuatro cilindros dotado de un sistema eléctrico de 48V y un motor de arranque integrado. Es probable, además, que se prescinda del actual turbocompresor tradicional y apueste por uno eléctrico, con el que lograría eliminar el lag en su respuesta y ofrecer una curva de par mucho más contundente.
Este cambio también implicaría un aumento de potencia considerable, que lo situaría en torno a la franja de los 260 CV, una potencia muy similar a la que encontramos, por ejemplo, en el Golf GTI Clubsport. ¿Implicará esto también empujar de manera indirecta el arranque a nivel de potencia del Golf R? Muy probablemente. 320 o 330 CV nos parece una cifra razonable de la que partir con el GTI base jugando ya en esta liga.
La plataforma por la que se decantará será la actual MQB, si bien, será debidamente remodelada y actualizada, haciendo mayor uso de metales ligeros buscando de esta forma reducir 50 kilogramos el peso del conjunto y buscando así contener el peso total que adquiriría el conjunto con el peso de las baterías. Y este, precisamente, será un factor determinante de cara a lograr que cuente con un comportamiento dinámico a la altura.
Vía: Autocar