Corría principios del año 1999 y Volkswagen presentaba en sociedad en el Salón de Detroit el prototipo New Beetle RSi. Se trataba de un prototipo construido sobre la base del New Beetle y derivado de los empleados en la New Beetle Cup, pero que estéticamente contaba con una enorme diferencia respecto a los Beetle convencionales, diferencia que también se extendía en habitáculo y mecánica. Tenía poco o nada que ver con uno de estos. Y en primera instancia, cuando Volkswagen presentó el primer prototipo, no tenía del todo claro que llegara a producción, y lo cierto es que por su concepción, era difícil pensar que así fuera por la viabilidad comercial que pudiera tener.
El mismo prototipo de Beetle RSi (denominado ‘RSi’) también estuvo expuesto en el Salón de Ginebra de 1999, pero no fue hasta la siguiente edición, en el año 2000, cuando se evolucionó más el prototipo, siendo más fiel a la variante que se comercializaría. Y finalmente, la firma optó por comercializarlo entre el gran público, eso sí, en forma de una tirada muy limitada: sólo 250 unidades, y a un precio no vamos a decir prohitivo, pero sí apto sólo para los más caprichosos: cerca de los 50.000 euros.
¿Cuál fue el detonante del nacimiento de una idea loca como esta? Básicamente, desde Volkswagen querían animar las ventas del modelo en Europa, ya que mientras que en EEUU iban viento en popa, en el viejo continente ocurría todo lo contrario, pese a los esfuerzos realizados para recortar al máximo posible su precio y así ofrecer variantes más asequibles. No se les ocurrió otra cosa que desarrollar una edición limitada que diera mucho que hablar, de la que pudieran hacer una copa monomarca, y en la que no se reparaban en gastos, puesto que el objetivo no era que fuera rentable, sino animar las ventas de las variantes más básicas.
6 cilindros, 225 CV y tracción 4Motion
Ya en el prototipo inicial, se optó por el propulsor de seis cilindros en V, con un cubicaje de 3.2 litros, derivado del V6 de 2,8 litros empleado en la copa monomarca New Beetle Cup. Esto también se extrapoló a la variante de producción, que contaba con el citado propulsor de cuatro válvulas por cilindro, con una potencia de 225 CV a 6.200 RPM y un par motor de 317 Nm a 32.000 RPM, capaz de realizar el 0-100 Km/h en 6,4 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 225 Km/h. La tracción empleada es 4Motion, con embrague Haldex y el único cambio disponible era una caja manual de seis velocidades. El sonido del conjunto, si ya de por sí, en el citado propulsor resulta muy atractivo, en esta variante que equipaba un sistema de escape doble desarrollado por Remus, aún era más embriagador si cabe.
La suspensión del New Beetle RSi (el conjunto de muelle-amortiguador) era específica de esta variante, y según decían los rumores, fue Porsche quien la puso a punto, pero lo cierto es que era un mito, y quien realmente lo hizo fue el departamento Volkswagen Individual. Lo que no quita que tuviera un comportamiento en carretera que no tuviera nada que ver al de un New Beetle convencional.
Estéticamente, al margen de que seas detractor o no de la estética empleada en las versiones convencionales del New Beetle, hay que admitir que era brutal. La carrocería era nada menos que 80 mm más ancha, gracias a unas nuevas aletas delanteras y traseras, que a su vez iban unidas con un faldón. Contaba también con un alerón posterior de grandes dimensiones, un paragolpes posterior específico, donde se ubicaban las dos salidas de escape, así como un paragolpes delantero con unas entradas de aire muy prominentes.
Las llantas empleadas iban en consonancia con el resto de la carrocería, de forma que contaban con un diámetro de 18 pulgadas multiradio (se trataba de las OZ Superturismo), ET10 y 9 de ancho, montadas sobre unos neumáticos en 235/40. Equipaba discos ventilados en ambos ejes, así como ABS y ESP.
Un habitáculo donde el aluminio predominaba
Ya en su habitáculo, los cambios eran también incontables. En primer lugar, recibía unos baquet fijos delante firmados por Recaro, con la tapicería de color naranja, plateados por la cubierta posterior. El arranque del vehículo se realizaba a través de un botón, el pedalier, pomo, asideros, manivelas, mandos de la calefacción y ventilación y elevalunas delanteros (que eran manuales) era todo realizado en aluminio, para darle un toque más de competición. Así mismo, el panel de mandos de la radio estaba reubicado en el techo, encontrándose la radio en la zona posterior.
Parte del maletero y techo estaban revestidas en alcántara, y en la banqueta trasera podíamos encontrar un refuerzo de fibra de carbono que aportaba un extra de rigidez al conjunto. En la consola central se incorporaron unos relojes que mostraban la temperatura del aceite, así como voltímetro y termómetro de agua.
Sin embargo, y aunque parezca mentira, el New Beetle RSi hizo posible el nacimiento de otra edición aún más limitada si cabe. ¿Cómo? Un emir de Dubai recibió uno como regalo de la marca, y le gustó tanto que optó por regalarle una unidad a cada uno de sus ochenta hijos, pero se quejaba de su excesiva potencia e incomodidad. De forma que hizo un pedido muy especial a VW, en el que les encargó un cóctel un poco raro: un New Beetle equipado con el 1.8 Turbo, suprimiendo la tracción 4Motion, una suspensión más confortable, pero con el kit de carrocería característico del New Beetle RSi. Seis millones de dólares costaron en total las 80 unidades que recibieron cada uno de sus hijos.
Volkswagen New Beetle RSi
Fuentes: Clubtouran Km77 y Volkswagen
Yo tengo un beetlel rsi en azul y eso si que es un coche de verdad es un coche de carreras auténtico es increíble de verdad le quite el limitador y alcanza 284 km por hora es un avión volando bajo y muy exclusivo es un pepino de verdad