Hace no tantos años no era raro ver coches con un amplio despliegue de botones físicos en su interior, llegando hasta un punto de plantearnos si realmente era algo ergonómico o contraintuitivo, teniendo por ejemplo el caso del Opel Insignia de primera generación que fue uno de los últimos en apostar de manera contundente por esta fórmula.
Sin embargo, la popularización de los sistemas de infoentretenimiento y la posibilidad de aglutinar el control de casi todas las funciones del vehículo en él, ha hecho que los fabricantes hayan apostado cada vez más por prescindir de controles físicos (con el ahorro que ello supone, además) y mover esos controles a las pantallas. Algunos han ido más allá llegando a mover incluso los controles del sistema de climatización y el último paso que faltaba por dar era hacer los controles del volante táctiles, en consonancia con el resto.
Ahora bien, estos dos últimos no gustan a mucha gente, porque los consideran menos ergonómicos respecto a los controles físicos. Volkswagen apostó en algunos de sus últimos modelos por controles táctiles en el volante, algo que le hizo contar con numerosas críticas por parte de sus clientes y es por ello que finalmente ha optado por dar marcha atrás y volver a los controles físicos en el volante, tal y como acaba de anunciar la firma a través de Thomas Schäfer (jefe de VW) en LinkedIn basándose en el feedback que han proporcionado los clientes.
El primer modelo que podría revertir la tendencia será el restyling del VW Golf en 2023, ya que recientemente fue avistado un prototipo rodando en el que tenía los controles del volante físicos. Eso sí, seguía manteniendo el control deslizante para ajustar la temperatura, que no está iluminado y que es el responsable de cosechar también parte de las críticas de su interior, por lo que parece mucho menos probable que en este caso vayamos a ver una vuelta a los controles clásicos para el sistema de climatización.