Volvo ha puesto al día el XC90 tras cuatro años en el mercado y un éxito comercial sin precedentes con 320.000 unidades vendidas en todo el mundo. Y aún pese al tiempo transcurrido, lo cierto es que se ha logrado mantener hasta la fecha de manera más que envidiable tanto en lo que concierne a su estética como a su dotación tecnológica, es por ello que el fabricante sueco ha optado por un lavado de cara más bien superficial.
Empecemos por los cambios estéticos: su carrocería amplía el catálogo de colores así como el de llantas, además de estrenar una parrilla delantera cuyo patrón varía ligeramente. Su interior también presenta muy pocos cambios, con unas inserciones opcionales de lana y con una novedad más trascendental como es la introducción de una variante de seis plazas.
Mecánicamente si que recibe un cambio más interesante y es que las mecánicas de combustión tradicionales reciben un sistema de frenada regenerativa KERS, un sistema de recuperación de energía cinética que permite aprovechar la energía que se libera en las frenadas, dando como resultado un ahorro de combustible de hasta el 15% (materializándose también en una reducción de emisiones). Esta microhibridación se identificará con la insignia «B». Por su parte, el híbrido enchufable T8 Twin Engine seguirá liderando la oferta mecánica del SUV.
Su dotación tecnológica se ve también mejorada con la llegada del Oncoming Lane Mitigation para que el conductor sea advertido de cuando realiza un cambio involuntario de carril, y por el cual, dicho sistema es capaz de devolver el coche al carril. También, el sistema de alerta de tráfico cruzado ahora incluye función de frenada automática. Finalmente, el sistema de infoentretenimiento que hasta la fecha sólo era compatible con Apple CarPlay, pasa a serlo también con Android Auto, contando con la aplicación Spotify.
Volvo espera arrancar su producción a partir del mes de Mayo, si bien ya admiten pedidos en los concesionarios.
