Volvo ya anunció en Marzo del pasado año que introduciría de manera voluntaria en sus vehículos un limitador de velocidad máxima a 180 km/h como parte del plan estratégico de seguridad «Vision 2020» con el que la firma pretende reducir el número de ocupantes muertos o gravemente heridos en modelos de Volvo de nueva factura de 2020 en adelante.
Con el lanzamiento del lavado de cara de los S90 y V90, finalmente la firma ha comenzado a poner en marcha esta estrategia, aplicable incluso en las versiones más potentes como es el caso de los B6 y T8, donde, evidentemente no tienen problemas en superar fácilmente la barrera de los 200 km/h gracias a la elevada potencia con la que cuenta.
Sin duda es una apuesta arriesgada en mercados como el alemán, donde sí que se podría hacer uso de las prestaciones del vehículo en su totalidad en las autobahn alemanas y donde sus principales rivales alemanes seguirán contando con el límite electrónico de 250 km/h, poniéndolo en clara ventaja en este sentido frente a Volvo.
Aunque a priori tratándose de una limitación electrónica no debería ser muy difícil de poder suprimir, esto sin duda podrá disuadir a los compradores alemanes en la compra de un vehículo Volvo. Pero, por otra parte, si la firma realmente registra una mejora loable en el número de ocupantes muertos o gravemente heridos en los próximos años, no sería en absoluto de extrañar que podamos ver a más fabricantes apostando por estrategias similares, especialmente fabricantes asiáticos.
