Llevábamos meses hablando de forma recurrente sobre él. Y por fin, aquí lo tienes en todo su esplendor. ¡El sucesor del Bugatti Veyron! Lo que en su día fue un auténtico escaparate tecnológico y de I+D de VAG, además de una muestra de sus capacidades como grupo ante el mundo y el resto de fabricantes vuelve a hacer gala de todo eso con su sucesor, el Chiron.
Más grande que el Veyron
El aumento de las cotas respecto al Veyron podemos apreciarlo en sus 4,54 metros de longitud, 2,03 de anchura y 1,21 metros de altura. El aspecto, tal y como preveíamos por los anticipos se ha vuelto mucho más radical, perdiendo esa elegancia que le caracterizaba en favor de un aspecto más cercano a la competición. Y no es sólo fachada: su chasis está fabricado en fibra de carbono con una rigidez similar a la del prototipo LMP1 de Le Mans.
En este caso, continúa manteniendo características como su línea, el motor central y la tracción a las cuatro ruedas, además de las dos plazas. Hasta su motor es una evolución del ya conocido en el Veyron, aquel W16 de ocho litros de cilindrada con cuatro turbocompresores que en sus especificaciones iniciales contaba con 1001 CV de potencia. Si bien, se ha remodelado en profundidad y logrando ahora 1.500 CV de potencia.
400 km/h de velocidad máxima
Pero vayamos a lo más interesante, sus prestaciones. Con 500 CV adicionales encima de la mesa te puedes imaginar una mejora plausible de sus cifras y no te equivocas: 0-100 km/h en 2,2 segundos y una velocidad máxima de 420 km/h autolimitada. Para hacer un pequeño recordatorio, la velocidad máxima del Veyron era de 407 km/h y 0-100 km/h en 2,46 segundos. La potencia va comandada por una caja de cambios de doble embrague y siete velocidades diseñada específicamente para el modelo.
Tal y como sucedía en el Veyron, los neumáticos están diseñados específicamente para él por Michelin. Monta unos 285/30 R20 en el eje delantero y 355/25 R21 en el eje trasero, aumentando también su tamaño en este salto generacional. Para detener al conjunto -del que desconocemos su peso- se opta por unos frenos carbocerámicos con discos de 420 mm en el eje delantero y 400 mm en el eje trasero con pinzas de aluminio forjado con ocho pistones (de titanio) delante y seis detrás.
Un interior de cinco estrellas
Cuero de alta calidad con costuras cosidas a mano, fibra de carbono, una disposición minimalista… ningún detalle se ha dejado al libre albedrío. Todo está perfectamente estudiado pensando en aunar una gran deportividad, refinamiento, lujo y a su vez, evocar a diseños futuristas que habitualmente solemos ver en avanzados prototipos. ¡Ah! No nos olvidamos de su cuadro de relojes, que además de combinar diales analógicos y pantallas digitales, en el velocímetro podemos ver cómo está tarado a 500 km/h… casi nada.
Este despliegue tecnológico tiene un precio -totalmente fuera de órbita- al que no muchos pueden optar: rondará los 2,4 millones de euros al cambio actual. Y además, se producirá de forma limitada: se esperan sólo lanzar al mercado 500 unidades, aunque no sabemos si posteriormente pueden aterrizar versiones especiales con algunas características diferenciadoras y que se fabriquen en una tirada mucho más limitada.
Bugatti Chiron
